Que las luces de tu frivolidad produzcan ceguera a mis ojos.
Déjame saber que el mundo es casi tan malo que no requiere demostración concreta.
Pero vete.
Porque me estoy acostumbrando tanto a la maldita soledad que las personas me producen temor.
Vete.
Me estoy congelando a merced del frío de las vastas emociones de nadie. Y me encanta, tanto que puedo hervir sobre él.
Así que vete.