Genial, nos teníamos que encontrar con las peores seducturas.
Las Rusalkas y las Lamias eran conocidas como las criaturas seductoras que atraen a los hombres para matarlos.
- Ahg -ya estaba frustrada por la situación y me movía como una lombriz- ¡Es verdad! -Las malditas Lamias eran débiles a la plata- Mi daga -dije en un susurro y tratando de formar un plan.
Lamentablemente las Rusalkas son débiles a unas plantas que no tengo. Solo puedo matar a la Lamia.
- ¿No te quieres divertir? -la Lamia se acercaba de poco a poco al pobre del anciano Yair que se encontraba paralizado con esa mirada de quererla matar y no hablar de Harold que parecía igual.
- Jódete -dijo enojado- No me gustan las malditas vampirezas de bajo presupuesto -eso la hizo enfurecer.
- ¡Callate! -llamó a su compañera- ¡Beria! ¡Hipnotízalo! -la Rusalka rió de forma sínica.
- Espera un poco querida -sus ojos mostraban un destello de depredador.
Yo por mi parte trataba de levantar mi pierna derecha hacia mi mano y sacar la daga de mi bota.
¿Por qué es tan difícil?
Al mover mi pierna se me dificultaba ya que por estar colgada en una rama me balanceaba. Se me estaba dificultando un poco, también por mi mano herida.
- Por fín -dije cuando alcanzé a sacar la daga.
Coloqué mi daga en mi palma apuntando hacia arriba para cortar las plantas que me tenia enrrollada de mi torso para arriba. De poco a poco iba rompiendo las plantas mientras las seducturas se acercaban más al anciano y al felino.
- Altea ¿No te parece curioso que un Dragón Dorado esté afuera solo? -escalofríos me dio al escuchar las voces seducturas de esas dos.
- Ah, es verdad Beria, pobre hombre, debe estar muy solo... ¿Y si lo acompañamos?
- ¡Pues se joden! - mientras ellas estaban ocupadas hablando, yo me acerqué sigilosamente a donde estaba la Lamia y corrí hacia ella- ¡Ya tiene compañía! -apuñalé a la Lamia en el estómago y me alegé rápido sacándole la daga antes.
- AAAAH -su grito era horrible, me sentía mal, pero eran ellas o nostros- ¡QUEMA! ¡QUEMA! -se fué convirtiendo en algo negro para despues morir con un grito ahogado como una pieda.
Al parecer el anciano Yair y Harold dejaron de estar paralizados.
- ¡Nooo! -la Rusalka se acerco a ella- Tú no, tú no -estaba viendo el cuerpo de su amiga- Te vengaré -se volvió hacia mí y luego soltó un grito que me lanzo volando por los aires hasta chocar contra un árbol.
Gemí de dolor.
Creó que me quebró una costilla.
- ¡Niña! -el anciano Yair me llamo y yo apenas pude ponerme de cuclillas.
- Diablos -escupí un poco de sangre y la miré enojada- Para ser un maldito pez, eres fuerte -me paré y me puse en guardia- Vamos, modo ataque on.
¿Qué? Un ataque de una criatura no me iba a intimidar.
La Rusalka corrió hacia mí pero no llegó gracias a la bola de luz que la golpeó.
Al parecer fué el anciano Yair quien lanzó ese ataque.
Ja, quien se mira al anciano.
- ¡Niña! -el anciano Yair y Harold llegaron a donde yo estaba- ¿Estas bien? -preguntó al llegar a mi lado.
- No te preocupes, yo estoy bien -dije con una sonriza triunfante y adolorida- ¿Y ustedes?.
- Bien, pero tú te ves horrible con la sangre en la boca -nos volteamos para ver a la Rusalka que lanzó otro grito- Ya están aquí, estaremos bien.
Él anciano me dijo eso, pero ¿Quiénes están aquí?.
De repente, una ráfaga hizo que los árboles que estaban a nuestro alrededor salieron volando dando paso a un gran circulo despejado, si no fuera por el anciano que nos sujetó a Harold y a mí, seríamos uno de esos.
Del cielo bajaron varias criaturas, un Dragón entre plateado y dorado, un Fenix, un Grifo y un Qilin.
Vaya, sí que saben dar una entrada espectacular.
Luego de que aterrizaran, resoplaron. Nos observaron a mí y al anciano, luego se voltearon a la Rusalka que se encontraba paralizada.
Esta, lanzó otro grito pero no afectó a ninguno de los presentes, en cambio el Dragón abrió la boca para sacar la misma bola de luz que sacó el anciano Yair, sólo que más poderoso que cubrió por completo a la Rusalka, convirtiéndola en cenizas.
Ta' potente.
Las criaturas se destransformaron y se convirtieron en personas, estaban vestido de un uniforme de caballeros, de color negro completamente, los trajes estaban compuestos por una capa que era sostenido por broches de oro y armaduras de color negro igual que los pantalones y botas, se acomodaban a sus cuerpos esculturales y al lado donde está el pecho había un logo dorado.
La combinación de negro y dorado me gusta.
La luz de la luna y las estrellas dejaban observarlos detalladamente a los seres que acaban de descender del cielo y se postraron enfrente de nosotros.
El que era el Dragón, era un chico, alto, cabello castaño, cara bien definida, unos labios masculinos, de tez blanca pálida, su mandíbula bien marcada, una nariz respingada, ojos de color ambar y su cuerpo bien dotado de músculos.
El que era un Fénix, se transformó en un chico atractivo, su tez era de color blanco pero del bonito, su cabello rojizo, ojos color naranja, alto, bien ejercitado y con un lunar cerca de la boca que lo hacía lucir amable.
El que era un Qilin, era una chica hermosa, era alta, de tez morena, ojos azules, cabello negro y rizado, su cuerpo era delgado y bonito.
El Grifo era un chico alto, de tez moreno pálido al igual que el mío, su cabello de color chocolate y sus ojos eran de color vino, era un chico con un cuerpo bien ejercitado.
¿No hay ningun feo aquí o qué?...Ah es verdad, yo.
Se acercaron a nosotros y principalmete el que era un dragón venía echo una furia.
- ¿Que diablos su majestad? -espetó nomas al llegar donde nosotros- Te pierdes y te encontramos en medio del bosque peleando con una seductora y para completar -me miró y me analizó como si fuera la peor cosa- ¡Enzima con una humana y un gato! ¡Que diablos hace una humana aquí!
Editado: 16.07.2021