Narrador omnisciente
La oscuridad reinaba dentro de la mente de la chiquilla.
Literalmente.
Mientras su yo interior estaba inconciente, otra identidad controlaba todo, claramente la causante de esto, no era otra que la misma "Reina de la Locura".
Así se proclamaba ella y obligaba a otros a que le siguieran el juego.
Pero hablaremos de ella luego, gracias al cielo y al idiota de Rafsa, estaré hoy con ustedes para contar los acontecimientos que están pasando en este mundo.
Tal vez me miren en otro, guiño, guiño.
Como decía.
La conciencia de mi chica Safra se encontraba inconciente, tirada en el obscuro y tétrico ambiente, mientras que el Emperador de Zussman luchaba con la mujer que se adueñó del cuerpo de su esperanza.
- Safra por favor -suplicaba con impotencia Su Majestad.
La mujer aprovechaba esto para atacarlo una, y otra vez, sin parar, utilizando las fuerzas de Safra para su oscuro beneficio.
Las espadas chocaban, creando el estrepitoso y horripilante sonido.
El Emperador Yair, con todas sus fuerzas bloqueaba los ataques de la mujer, ya que era el cuerpo se Safra, él pensaba que era ella la que -obviamente- lo atacaba.
Solo eran ellos, los demás luchaban alrededor, para conseguir la victoria, mientras que el cuerpo inconsciente de la Bruja, se encontraba en un lugar donde tenía vista de todo el caos que ocasionó.
Desde la muerte de los miembros de la Familia Real de los humanos, hasta la muerte de la Emperatriz de Zussman.
Todo para conseguir venganza y dominar los mundos.
Mientras el caos sucedía alredor, la mente de Safra estaba siendo abrumada por todos sus recuerdos, ya que ella está siendo asesinada lentamente, poco a poco la energía desaparecerá y morirá sino se detiene la bruja Zerena.
Sabemos que Safra es una persona de bien, sin importa que haya pasado, sabe perdonar.
Lo digo, porque ella ya perdonó al Emperador Yair.
Desde el momento en que se le presentó el recuerdo donde sus padres mueren, ella notó algo en los ojos de ellos, y sabía que no era algo malo contra el Emperador.
- Safra... -la voz dulce de una mujer se extendió por toda la conciencia de la chica.
- Safra... -la potencia de la voz del hombre se mezcló con la de la mujer.
- Safra -soltaron al unísono.
La voces de sus padres resonaban en la cabeza de Safra, además que luchaban para ayudar a su hija del más allá.
Aunque no podía responder, Safra escuchaba atentamente todo.
Ella luchaba por despertar, por volver a manejar su conciencia, pero la duda la detenía.
Pero ¿Qué dudaba? ¿Qué es lo que piensa?
- Él nos ayudó mi niña -soltó con determinación la madre.
Pues no era nada más y menos que la magia de Zerena, quién quería corromper todo en Safra.
La duda es una arma peligrosa en cada ser.
- Siempre será una buena persona, ya te lo decimos nosotros hija, no dudes, sólo cree, cree en nosotros y en tu propio corazón.
Los sentimientos de Safra son algo que nadie y sólo ella entiende, por lo que puedo decir que está con intención de no ser corrompida por el odio de alguien más.
Los padres lo sabían, sus sonrisas se plasmaron en sus rostros, sabían que estaba dispuesta a lograr su objetivo.
Salvar a todos.
- Haz lo correcto.
En un mini segundo, Safra rompe el bucle de recuerdos.
Al abrir los ojos en su conciencia, las figuras de sus padres se hicieron presentes ante ella.
Lo lograron, los tres lograron que Safra volviera y que la conciencia de Safra despertara.
Al igual que la conciencia de Zerena estaba luchando para volver a dormir a la de Safra y seguir manejando su cuerpo.
- No durarás tanto querida -soltó con ironía Zerena, además que su conciencia apareció para atacar a Safra.
El regocijo en el cuerpo de Safra confundía al Emperador, el observaba mientras detenía el cuerpo de la niña que sufría por el dominio de lo que es suyo.
Las dos personitas luchaban con golpes y magia, claramente esto pasaba en la conciencja de safra.
En un lugar peligroso, donde podía imaginar y crear lo que quisieran, ambas luchaban por quién iba a salir invicta.
Mientras ellas luchaban los padres de Safra creaban una bola de poder para dejar inmovil a Zerena y que la chica tomara ventaja de esto.
Ya listo el hechizo, ellos lo lanzaron contra la bruja.
Cosa que funcionó.
- ¡Malditos! -vociferó Zerena con odio y asco en sus ojos.
Los padres se volvieron rápidamente a Safra.
- ¡Tócale la frente! -gritó la mamá.
Safra estaba confundida, pero no dudó en hacerle caso a los mandatos de su madre.
Al instante, las dos fueron tranladadas a la conciencia de la bruja Zerena.
Un lugar lúgrube y lleno de odio.
Los recuerdos de Zerena abrumaron a Safra.
Una hermosa mujer vivía su suertuda vida junto al hombre que más amaba.
Un matrimonio feliz.
...Una hermosa vida.
Pero nada de eso tardó.
La guerra en el lugar donde vivían no se hizo de esperar, los hombres eran reclutados para servir a la guerra.
No fue sorpresa que obligaran a su esposo a presentarce ante el ejército. Y si se oponía, la muerte a él y a su esposa llegaría.
Una estupidez a mi parecer.
La pobre mujer sufría por la preocupación y el temor por la vida de su esposo.
Al fin de unos años, la guerra terminó, los sonidos rebosantes de los cuernos avisaron a todos sobre esto.
Algunos soldados regresaron, y otros que no lograron.
Habían familias felices y aliviadas, mientras que otras estaban llenas de dolor.
En el segundo grupo, la mujer perteneció con lágrimas y un corazon destrozado.
Su amor, su vida... Su todo.
Estaba muerto por servir a un reino sediento de poder.
La recuperación de la mujer, nunca se logró realizar, con el odio y la ira, la venganza la dominó. Su pasado salió a relucir, la maldad empezó a cubrir cada parte de ella, y el plan comenzaría.
Editado: 16.07.2021