No todas las historias de amor son perfectas y mucho menos, somos las víctimas en las desastrosas que pueden ser, a veces somos los villanos, aunque solo intentemos tener nuestro propio final feliz.
Alaiia quiere ser escritora y a su corta edad lleva varios borradores, lo que nunca pensó fue que, interesarse en la historia romántica de sus padres la llevaría a descubrir tantas cosas y no tan románticas como creía.
Todos queremos un final feliz, pero, ¿quién dijo que el camino no tiene espinas?