Marzo 6, 2018
06:25 am
『 T Y E E 』
Mi primera reacción habría sido reírme, algo así como un ataque de risa creado por la sola imagen del entrenador Street acosándome como un loco maniático; lo hubiera sido si realmente no tuviera tanto sentido. Antes de formular alguna respuesta, comienzo a atar los cables sueltos que estuvieron golpeándome desde que me involucre con Kylan. El castigo me lo merecía, en aquello no hay forma de que hubiera estado involucrado; sin embargo, siempre tuvo una extraña obsesión con conversar conmigo y tenerme cerca. Me buscaba o topaba conmigo de casualidad. Es cercano a Tyler, por lo cual tuvo oportunidad de robar su auto, y al ser profesor, tenía total acceso a mi casillero y mi número de teléfono. Más allá de eso, se podría decir que hizo un buen trabajo manteniéndose alejado para no parecer sospechoso, pero siempre pendiente. Usaba a sus amigos para seguirme de cerca, y no me sorprendería que Dax estaba siguiendo órdenes de él.
—Me estás diciendo... — suelto, pero me doy cuenta de que en algún momento mi voz se ha atascado en mi interior, y no estoy preparada para dejarla salir. —Oh mi Dios.
Me tomo el pelo en un gesto desesperado y exhalo con fuerza. Bajo la mirada para centrarme un poco y poder buscar la manera de poder volver a hablar. Kylan se mantiene allí, tan quieto como si acabara de decirme que realmente fue el quien hizo todo y esperara que le dijera que lo odio. En cierta forma es la postura que debo tomar, porque es su culpa, todo fue su culpa.
—¿Thomas es el hermano de tu novia muerta?— le pregunto volviéndolo a mirar. —¿Fue el quien estuvo acosándome todo este tiempo?
El asiente lentamente. —Se que te lo dije, pero quiero repetirlo para que puedas conectarlo. Todo lo que dije después del incendio fue mentira, solo para intentar alejarte de mí. Estoy ena...
—No— le corto. —No repitas eso de nuevo. Tu nunca estuviste enamorado de mí.
—Si lo estuve y lo sigo estando— persiste él apretando los dientes.
—¡No!— le grito —No te atrevas a decirlo. Así no es cómo funcionan las cosas, joder— aprieto los puños a mis costados, intentando de alguna forma retener todo el odio que circula por mi sangre en estos momentos. —Tu querías protegerme, pero no me preguntaste que era lo que yo quería. Si es que quería seguir en medio de esto, o no. Tomaste tu solo una decisión por los dos, y tu solo destruiste nuestra relación.
—Quería lo mejor para ti. Estar junto a mí fue tu peor error.
—¡Estar junto a ti fue lo mejor que me paso en la vida! — él guarda silencio. En sus ojos deslumbro la sorpresa y el dolor. Su cuerpo comienza a temblar y sus ojos se vuelven brillosos. Entre las nubes de mis ojos lo veo encogerse en su sitio sin intentar esconderlo. —Y me parece tan injusto. Te... agradezco que quisieras cuidarme, pero no era la forma. No con mentiras. A este punto yo ya no sé qué esperar de ti, ni siquiera lo que esperas de mí.
—Se cuanto daño te hice.
—No creo que tengas siquiera una mínima idea— hago una mueca. —Porque no se trata solo de que rompiste mi corazón, destruiste mi armadura, y me dejaste totalmente indefensa.
—Por eso estoy aquí. Quiero cuidarte.
Niego con la cabeza. —Primero ordena tu vida, Kylan. Luego ves si eres capaz de descubrir lo que quieres.
Él frunce el ceño. —Yo sé lo que quiero; yo te quiero a ti.
Me quedo perpleja, y solo puedo mirarlo. Sus palabras son mucho más de lo que yo podría decirle en mucho tiempo, de lo que yo podría ofrecerle en mucho tiempo. No porque no lo sienta, yo si lo quiero, pero estamos tan lejos de poder vivir tranquila y normalmente, que esforzarme por demostrar algo que podría destruirnos, formaría parte de un plan suicida.
—¿Que ganas con esto?— pregunto. —Si me lo hubieras dicho cuando tú lo supiste, ni siquiera habríamos peleado, si yo lo supiera de antes incluso lo habría entendido. Pero ahora... ahora no puedes venir y pretender que voy a perdonarte y llevarte a mi cama.
Suelta una pequeña sonrisa tímida. —No esperó que me perdones, aunque me mata el que no lo hagas. Pero debes saber lo que de verdad siento por ti, y también que no importa lo que pase o lo que decidas, no voy a dejarte sola. No ahora, nunca más.
Sus ojos se centran en los míos y comienza a mirarme con tristeza verdadera. Está dándole paso a sus sentimientos a través de esa armadura de piedra que tiene.
—Corres peligro por un error mío, y estas sufriendo por mis decisiones. Si debo volver a tomar una, lo único que esperó es incluirte y no volver a cargarlas. Te protegeré con mi vida de ser necesario, nada volverá a sucederte a ti o tu familia. Si no quieres incluirme en tu vida nuevamente, bien, la respetare de ser tu decisión. Pero la mía está tomada, no voy a volver a abandonarte.
Tomo aire, no una ni dos veces, si no que tres; porque en mi pecho quema una bola de fuego que apenas me deja respirar bien, en mi estómago se instaló un manojo de dolor que me hace sentir mal. Nadie tiene idea de cuánto deseo perdonarlo en este mismo momento y saltar a sus brazos, besarlo y llevarlo a mi habitación. Necesito de él, de su calor, de su sentido de protección y la maldita seguridad que me ofrece cuando me abrazaba por las noches para dormir entre sus brazos. En estos momentos lo único que necesito es descansar algunos días a su lado para compensar todas esas noches de pesadillas que comencé a vivir lejos de él. Quiero que nos despertemos discutiendo, pero por estupideces. Que intente quitarme el cereal cuando coma por las mañanas y que cumpla mis caprichos de cría, porque aunque es cierto que juntos nos gritamos la mayoría del tiempo, es mucho mejor que el presente en el que vivimos separados. Sin embargo, toda esta reciente noticia me tiene sin palabras, y no creo poder tomar una decisión teniéndolo enfrente, no creo estar segura de decidir lo que es realmente mejor para mi si lo estoy viendo llorar justo ahí. Necesito soledad y la compañía de mis pensamientos antes de decidir cómo lo dejare entrar en mi vida una vez más. Necesito saber si quedan fuerzas en mi para resistir un nuevo golpe si intenta destruirme nuevamente.
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Editado: 05.11.2020