Marzo 9, 2017
01:12 am
『 T Y E E 』
Me empuja dentro de la habitación sin ningún cuidado, y en ese mismo instante sé que está enojado.
Que digo enojado, está furioso.
Lo más probable es que sea porque nada en su plan resultó como el esperaba. Digo, estaba tendiéndonos una emboscada, quería acabarlos y llevarme con él, sin embargo los Titanes y quienes quieran que sean sus aliados, resultaron ser aún mejores que el grupo de pandilleros de CK y casi lo acorralan en aquel callejón.
El guardaespaldas cierra la puerta de la mugrienta habitación y se vuelve a mirarme. Estamos en lo que parece ser la oficina de algún doctor en este viejo hospital abandonado, pero de eso ya hace años. Lo único que vive aquí son los roedores y su mugre, y CK con su gente; aunque si los comparamos, todos son la misma mierda. De hecho puede que las ratas sean más dignas que ellos. No esperaba que hicieran de este lugar el lujoso despacho de un jefe, pero si vamos a alardear de el, al menos intenta que no te opaque. Las cuatro paredes están cubiertas de más telas de araña que de objetos, algunos insectos me miran mientras se pasean por los muros y en el rincón de atrás, veo perfectamente un ratón muerto. Siento asco de tan solo pensar en aquellas hormigas que están devorándoselo.
CK avanza por la habitación y tira su gordo culo sobre la silla giratoria detrás del escritorio. Suda como pollo al horno, y respira peor que un asmático. Me parece gracioso, porque ni siquiera fue él quien me llevo, fue su guardaespaldas. Tremor me subió cinco pisos y luce tan radiante como si no fuera más que un calentamiento matutino.
Entonces hoy voy a comenzar mi día subiendo escaleras con tres chicas en la espalda. Lo normal.
CK me lanza una mirada de completo odio, pero no supera la que le lanzo yo a ambos. Justo en frente de mi están las personas que más odio en el mundo; Atria podría ser mi mejor amiga al lado de ellos. Ni siquiera hago el intento de escaparme cuando el guardaespaldas se da vuelta, sé que afuera está rodeado de hombres con armas, y que no tardarían en tráeme de vuelta. Sería una estúpida perdida de energías. Aun así, desde ya tengo que ingeniar un plan si no quiero que me metan en una caja y me saquen en China.
—Señor, Betro reportando estado— se escucha a través del intercomunicador de Tremor. Ha desconectado el auricular, por lo cual yo también podre saber lo que está pasando afuera.
—Adelante— responde. —¿Han acabado ya con esos pandilleros?
—No— se escucha. —Ellos han acabado con la primera división, y al parecer ya están en el edificio. Se ha escuchado muchos disparos allá.
—¡¿Con todos?!— grita CK. Suelto una sonrisa que me hace sangrar el labio que tengo roto.
—Si señor, con todos— se escucha el crujido del comunicador. Tremor suspira enojado.
—Encárgate de los cuerpos. Necesito saber dónde están esos malditos.
—Entendido. Betro fuera— Tremor se le queda mirando al gordo a la cara, ambos parecen completamente sorprendidos con lo que les dijo el hombre al otro lado de la línea.
—¿Que me ves? ¡Hazte cargo, idiota!
Tremor cambia de canal y apega el objeto a su boca una vez más.
—Yekin, informe de estado— habla sin dejar de fulminar con la mirada a CK, quien con gran esfuerzo sube los pies a la mesa de manera despreocupada, como si todo fuera una película y en realidad Kylan no estuviera por ahí matando a su gente. —Yekin, ¿Estás ahí? Responde.
—Creo que otro soldado ha caído— Me burlo cuando el silencio se prolonga.
Y puede que mi reacción sea realmente estúpida por reírme en su cara estando en estas circunstancias; pero ¿Qué más puedo hacer? ¿Qué más pueden hacer ellos? ¿Golpearme? Pff, me seguiría riendo mientras me golpean. Conozco de memoria los puños de cualquiera de estos dos, ya hasta me hacen cosquillas. No les tengo miedo.
—Tremor al habla, necesito un maldito reporte de estado.
Espera un momento más y casi veo humo salir por sus fosas nasales cuando exhala su aire retenido. Está a punto de perder la paciencia. Me tienta el hecho de provocarlo y verlo explotar.
—Señor, Dek reportando estado— habla por fin una voz desde el otro lado. Tremor intenta que no sea tan notorio el alivio con el que toma aire. La voz del chico suena cansada, quizá va corriendo o acaba de detenerse. —Los pandilleros han entrado en el edificio. Acabaron por completo con la división de contención. Se han dividido por los pisos, ¡Dos de aquellos sujetos terminaron con la defensa del piso tres! ¡Son unas bestias!
—¡¿Qué demonios están haciendo?!
—Conteniendo, señor. Vamos ahora en busca de las demás parejas para acabar con ellas.
—¡No permitan que suban!
Y lanza el intercomunicador al escritorio de CK. Lo observo y no puedo evitar formar una sonrisa. Su estrés es mi deleite.
Se a que se debe. Vinieron aquí para capturarnos otra vez, no para tener una guerra con pandilleros; eso no se lo esperaban, es por eso que están perdiendo. ¿Cuántos hombres habrán traído? ¿Unos sesenta? Ya les han matado la mitad.
—Tranquilo Tremor. No queremos que pierdas más cabello.
El hombre me dirige su cara con la máxima expresión de odio. Es bastante joven para lo calvo que esta, le falta la mitad del cabello y lo que le queda, se está volviendo blanco. Ese tema lo persigue desde antes que yo escapara. Creo que cada vez que veía como perdía un pelo más, yo podía soportar un día más allí, y me aseguraba de recordárselo en cada instante. Nos odiamos mutuamente, y hay que hacer algo con eso.
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Editado: 05.11.2020