Septiembre 24, 2016.
22:54 pm
『 K Y L A N 』
Desbloqueo el teléfono para ver la hora porque por más que he querido, no puedo pegar un ojo. Llevo todo el día intentando ahogarme entre las sábanas o las almohadas, pero no lo consigo.
Me niego a levantarme, sé que lo único que conseguiré será odiar a todos y mirarlos con mala cara. ¿Qué caso tiene siquiera intentarlo? Lo siguiente que hago es recordar su cara, su maldita sonrisa y la paciencia que tenía conmigo, para mí. Nada la afectaba, jamás nada era lo demasiado importante para sentirse mal, para pensar que es un mal día.
No hay malos días, todos los días son buenos con cosas malas. Esta en nosotros decidir si queremos que eso lo arruine. Solía decirme cada vez que me veía con mala cara. No era muy seguido, pero si cada vez que discutíamos.
Aun no entiendo que mierda hacia conmigo, éramos tan distintos, tan opuestos. Me encantaba salir de fiesta, drogarme, ahogarme en alcohol y buscarla en mis noches de borracheras. La respetaba, pero me encantaba llamar la atención, tener la atención de todas las mujeres aun cuando la tenía a ella.
—¡Hey, hermano!— la voz de Skyle me molesta desde el otro lado de la puerta, y no es solo su voz ni el hecho de que me grite, si no de que además golpea la puerta como si estuviera jugando con ella. Gruño y me tapo la cara con la almohada vacía de mi cama de dos plazas. —Tienes que levantarte ya, hombre.
—Vete a la mierda, es sábado— le grito, solo por joderlo.
—Te espero en el auto— me dice él de vuelta. Ni siquiera se inmuta por mi negación.
Y me obligó a ponerme de pie, porque si no estoy abajo, vendrá acá y me obligará a pararme e ir con él aún si tiene que arrastrarme. Como lo conozco.
No alcanzo a entrar en su auto cuando él arranca, y casi tengo que cerrar la puerta en movimiento.
—Como te has tardado, ío— me gruñe.
—Es veinticuatro de septiembre. Agradece que estoy aquí.
Él hace una mueca y se queda en silencio. Sigue avanzando por la carretera un momento antes de volver a dirigirme la palabra.
—Te sigues jodiendo por eso, ¿no?— gruñe. —¿Cuándo dejaras de culparte?
—¿Puedo?— me giro a mirarlo. —Digo, eres tan consciente como yo de que fui una mierda con ella. Ni siquiera la merecía, y se lo agradezco acabando con su vida. ¿Puedo siquiera perdonármelo?
—Ella sabía que eres una buena persona, e intentó demostrártelo. Esa era su misión. Mírate, lo logró.
Casi me río.
—Jamás debió entrar en mi vida.
Esta vez Skyle ríe. —jamás debió salir de ella— Yo lo miro con el ceño fruncido. No puede estar diciendo esa mierda. —Al menos con ella vivías.
No sé si podría llamas "vivir" al estilo que llevaba. Drogas, fiestas, mujeres, mucho alcohol y mujeres. Si, más mujeres. Sin embargo lo que tengo ahora tampoco podría considéralo vida. Trabajo, estudio, trabajos y más estudios. La única puta diferencia, es que antes tenía menos tiempo para dormir, por lo tanto eran menos las pesadillas me que acechaban.
—¿Se puede saber dónde mierda me llevas?— interrumpo la conversación bruscamente, y es que ya no me importa seguir con ella. Tengo sueño, un sueño de mierda; es el peor día del año, y para colmo me han sacado de la cama de un golpe. Este tío debería saber que estoy a segundos de matarlo.
—¡Hoy es la fiesta de bienvenida! Dime que no pensabas quedarte allí acostado.
Cierro los ojos y me tomo el puente de la nariz. Todo esto tiene que ser una maldita broma. Me niego a creer que Skyle sea tan idiota como para llevarme a una fiesta justo hoy.
—¡¿Pero y tú en que mierda estás pensando?! ¿Aun no te enteras de que yo deje lo de las fiestas? ¡Y por sobre todo el alcohol, idiota!
Skyle ni siquiera se gira a mirarme, pero aprieta el volante tratando de disimular su disgusto.
—¡Que ya lo sé! Pero que a ti nadie te va a obligar a beber.
—¿Y entonces qué? ¿Quieres que haga de portero en Brothers o te aparco los autos?
—¡Que solo quiero que me acompañes, hombre! ¿Es eso mucho pedir?
Suspiro. —Un día como hoy, sí. Te has pasado.
—Pues que mal, pero ya estás sobre mi auto, en medio de la cuidad, y a menos que te quieras devolver a patitas, te vas a quedar callado. ¿Vale?
¿Y este quien se cree?
Se para de seco en el estacionamiento del pub y se baja sin siquiera esperarme. Gruño un par de veces hasta que llego a su lado, mientras el camina derecho hasta la entrada saltándose por completo la fila qué hay para entrar.
—¡Hey, Jay! ¿Qué hay?— saluda al guardia de la fila.
El musculito lo saluda con un asentimiento de cabeza. Jamás lo he visto, y debe ser porque cuando yo frecuentaba este lugar hace un año, él no estaba.
—¿Qué pasó con Armen?— Skyle saluda con la cabeza alguien más y se gira a mirarme.
—Lo echaron por defender a BMW hace como un año.
—¿En una pelea?
Skyle asiente mientras sigue caminando y sonriendo a la gente que conoce. —Eran tres lobos contra BMW y Mazda. Le destrozo la cara a uno de los tíos.
—Brothers sigue sin unirse a ningún bando, no dudó en sacarlo por generar falsas expectativas— el guardia de la entrada termina de registrarme y hace lo mismo con Skyle a mis espaldas.
—Ahora está trabajando en Pandemónium.
No digo nada más porque Skyle empuja la puerta y la música escapa del pub. Fuertes retumbes de bajo me prohíben siquiera escucharme a mí mismo, así que ni siquiera me molesto en intentar llega a alguien más.
Adentro el lugar se asemeja más a una discoteca que un pub. A pesar de que tan solo son las once de la noche, hay mucha gente bailando en la pista. Algunas mujeres comienzan a echarnos un ojos, se nos acercan miembros de Edén y algunos amigos de los chicos que andan por aquí. No saludan efusivamente, como si no nos vieran hace años, y comienzan enseguida a ofrecernos bebidas.
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Editado: 05.11.2020