En el carrusel de la semana, Diego Valenzuela no se baja del caballito llamado Viernes, se anda para arriba y para abajo dando vueltas, para Diego, dicho día representa una recompensa por haber sobrevivido al trabajo de días anteriores, nada importa más en su vida que el fin de semana, lo espera con ansias, parece que sufre la semana, aunque en realidad tampoco se esmera mucho en nada, todo lo exagera, sobre todo tratándose de trabajo, es común escuchar en él frases como «vaya semanita», «qué de pendientes», «esta semana he tenido mucho trabajo», «me traen de la cola», «el ojete de mi jefe quiere que todo lo haga yo», creyendo que, por maximizar en su persona, lo que todo mundo hace y vive día con día, lo hace a él más digno de merecer y disfrutar del viernes más que cualquiera.
Por lo mismo, que ama los viernes, no es de extrañar que organiza el viernes desde el lunes, planea, proyecta, le echa imaginación, busca nuevas alternativas, y hasta se rompe la cabeza pensando qué hacer llegada la tarde del viernes, para colmo, en su trabajo, los viernes se labora hasta las 4:00 p.m. Él, colocado en la pole position del Grand Prix, aguarda el banderazo de salida en la puerta de la oficina, para salir disparado a buscar chicas.
Estudió la carrera de diseño industrial, ahí tuvo la suerte de conocer a su mejor amigo, Nico, éste le consiguió el trabajo que tiene, además de dejarlo dormir frecuentemente en su departamento. En ocasiones, Diego pierde la compostura en alguna fiesta, y a punto de borracho, le llama por teléfono a Nico para que vaya a recogerlo, se sabe afortunado de haberse encontrado con una niñera de oficio, de esas que no cobran ni un centavo, o los abogados que te asignan en la penitenciaría cuando nadie más te quiere defender, los de oficio, así es Nico para con él, es su amigo por vocación, por convicción. No quiere decir que Diego sea una persona odiosa, su magnífica elocuencia lo lleva a desenvolverse en la sociedad mejor que cualquiera, de no ser así, su jefe, que es compadre del padre de Nico, no lo seguiría aguantando, con lo flojo que Diego parece a simple vista, y falto de iniciativa para algunas cosas, hay muchas otras cosas que se le dan bien, cuando echa mano de su hociconería para convencer a la gente, y esa es la razón por la que ha sabido mantener su empleo, la manera en que se relaciona y vende, con ímpetu de merolico y coco wash de capacitador coaching, es como él ha logrado colgarse una que otra medalla en la promoción y venta de algún producto importante, es un hombre de negocios nato, al menos él lo cree, con eso basta para convencer a la gente de que realmente lo es.
Le gusta la buena vida, vestir bien, tomar cerveza y acudir al estadio a ver el futbol, y aunque se vive quejando de su trabajo, ama tener un puesto en el que siempre viste de traje, y siendo del tipo que a la mayoría de las mujeres les resulta bien parecido, porta el traje con estilo, en su mayoría de corte slim fit, orgulloso de su percha esbelta, también tiene en su armario un amplio surtido de corbatas de colores y diseños de moda, colgadas en un carrusel que gira con baterías. Sólo los viernes no usa traje, le llama viernes casual.
Lleva una mala administración, gasta su dinero en tonterías, ahí es donde entra su amigo Nico, quien siempre termina por completar sus gastos, y lo acoge igual que a un rebelde hermano menor, lo mismo este viernes, que Diego, seguro de salirse con las suyas, espera en el pórtico del departamento de Nico, para pedirle dinero prestado, además de su departamento.
—Nico...
—¿Sí?
—Hola, mi estimado amigo, el mejor de todos, compadre, colega, compañero de vida, quien no claudica en la inalcanzable búsqueda del bien común, mi confidente, mi amigo en las buenas y en las malas...
—Ya, Diego, deja de echar rollo, estoy seguro que me vas a pedir algo.
—¡Ay Nicolás, eso que dices me ofende sobremanera! ¿Cuándo han necesitado unos buenos amigos de una excusa para acudir en la búsqueda mutua?, ¿no es acaso, el sentimiento de amistad, uno de los más bellos en la naturaleza del ser humano?, ¿no es acaso una necesidad vital frecuentar a tus hermanos queridos? Porque hay una familia con la que se nace, y hay otra que se escoge, y esa segunda es la que te comento...
—Diego…
—Bueno, ya que contigo no se puede platicar a gusto, a placer, saborear el momento, cafeteadito, y siempre pareces tener embadurnada salsa picante en medio de las nalgas, te la voy a barajar más despacio, más directa, sin tanta suerte de prestidigitador, en nivel novato, o, sin ánimo de ofender, en nivel medio. te diré, amigo mío, que una chica anda rondando las inmediaciones de este figurín, una verdadera muñeca, una belleza de mujer, le traigo muchas ganas, y quería saber si en pos de la causa, a beneficio del amor, me puedes prestar, sólo por hoy, tu departamento, para esta noche serena, que pinta para llenarse de estrellas, qué mejor escenario que tu depa, para culminar una buena velada tomando una copa. Bueno, eso siempre y cuando mi plan salga al pie de la letra, tal y como lo tengo contemplado, la invité al cine, ya ves, y, si las cosas se dan conforme a lo planeado, tú sabes, una cosa lleva a la otra, y…
—Hoy no puedo prestártelo —agrega Nico callando a Diego tajantemente.
—¿Por qué hoy no?
—No puedo.
—Mmm, entonces me prestas dinero.
—¿Para qué, para que saques a pasear a la chica? Estás jodido.