Persepción Birreal

El Fallo del Virus

Había pasado un mes desde que Erika conoció a Etan. Esta se encontraba en el escondite con sus amigos. Estaba callada, recordando como habían discutido un poco cuando ella les dijo sobre Etan, pero los chicos entendieron que no podían negarle el juntarse con aquel, así que acordaron que podía verlo mientras no interfiriera con sus juntadas. Los otros estaban hablando sobre vaya-uno-a-saber-que niñería en la que estaban metidos, mientras Chiod sacaba un tablero inmenso y lo desplegaba en el suelo. Todos se sentaron alrededor del tablero y sacaron unas extrañas figuras y cartas.

-Ven Erika – dijo Max sacando a su amiga de sus pensamientos – Juega con nosotros.

- Oh, está bien – respondió ella sumándose al grupo –, aunque no sé cómo jugar.

- Es simple – comenta Marco pasándole una caja con figuras y un mazo de cartas – tú tienes tus héroes y cartas. Primero invocas un héroe. Luego, en tu turno, tomas una carta de tu mazo que puede tener una ventaja o desventaja. Si es una ventaja la activas en el momento; y si es una desventaja puedes usarla contra alguno de nosotros o guardarla y usarla más adelante. Gana quien venza a su objetivo, o sea, otro de los jugadores.

- ¿Y como se cual es mi objetivo?

- Simple, se lo hecha a la suerte – responde Chiod acercándole una bolsa en la que previamente había colocado los nombres de todos los presentes – Saca un papel y ese será tu objetivo.

- Ok

Ella saca un papel. En el estaba escrito el nombre de Marco. ¿Tanta mala suerte podía tener como para que en su primera vez jugando le tocara contra el más listo de ellos? De más esta decir que perdió, pero fue divertido ver como se peleaban los otros por boludeces como quien tenia más poder, que uno u otro había hecho trampa, etc. Pero todas las risas se apagaron cuando oyeron un ruido proveniente del camino que usan para bajar allí. En ese momento vieron a un chico castaño emerger de entre las plantas que servían de pared al escondite.

-Ah, hola, Erika, me pareció oír tu risa aquí abajo – dijo Etan quitándose un par de hojas del pelo.

- Etan. ¿Qué haces aquí?

- Volvía de mi clase de danza y te escuché aquí abajo, entonces vine ¿Qué estás jugando?

- Ah, es un juego que trajeron los chicos, no se como se llama, pero está entrete... - ella se frenó y abrió los ojos como platos en dirección al recién llegado – Espera, ¿puedes ver el tablero?

- A juzgar por tu reacción, lo normal seria que no lo viera; pero sí, lo veo.

- Pero ¿cómo?

- No sé.

- ¿Vieron eso? Pudo ver el tablero – les preguntó Erika a sus amigos con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Con quienes estas hablando? – le preguntó esta vez Etan a ella, cuya sonrisa desapareció – ¿Cuántos de ellos están aquí?

- ¿O sea que no los puedes ver?

- No, lo siento.

- E-está bien, no importa.

El silencio se adueñó del lugar, y para cortar con la incomodidad, Chiod sugirió de jugar otra partida. Los otros que estaban sentados accedieron y se pusieron a acomodar todo para volver a empezar.

- ¿Quieres jugar, Etan? – preguntó Erika al ver que este no entendía que estaba pasando – Vamos, será divertido.

- Ok, jugaré – accedió el chico que aún se encontraba parado en la entrada del escondite –, pero deberás asegurarte de que ninguno me haga trampa – siguió mientras se sentaba al lado de la chica – Si pierdo es tu culpa.

- Ey.

- Jajá, solo bromeo.

- Bueno, primero tienes que elegir unas figuras de la caja.

- ¿Cuál caja?

- Oh, cierto – dijo Erika recordando que Etan no veía todo allí – Espera un segundo.

Ella se estiró para agarrar la caja de figuras y sacar algunas para Etan, pero en el momento en que aquella la tocó, este pudo verla.

- ¿De dónde salió esa caja? – preguntó con incredulidad.

- ¿Qué? ¿ves la caja?

- Tal parece que solo puedo ver las cosas cuando las tocas.

- Espera un segundo... entonces si yo toco a Jes... – dijo poniendo su mano en el hombro del chico a su lado.

- Y tal parece que solo puedo ver las "cosas" que tocas.

- Oh – dijo ella volviendo a perder algo de su entusiasmo – Bueno, juguemos entonces.

Al momento de elegir los objetivos, Erika sacó dos papeles de la bolsa, uno para ella y otro para Etan. Esta partida estaba durando más que la anterior ya que, cada tanto, ella debía parar a explicarle a este lo que sucedía en cada turno y debía tocar cada pieza nueva para que él pudiera verlas.

Otra vez era turno de Erika, su ojo le ardía un poco, pero cuando esta estira su brazo para tomar una carta de su mazo, este no estaba donde lo había dejado.

-Jajá, que graciosos – dijo levantando la mirada para acusar al grupo - ¿Quién fue el que tomó...? – su mirada se transformó en horror cuando no pudo ver a nadie más que a Etan. Ni siquiera el tablero seguía ahí. Luego un flash, como un parpadeo, devolvió su vista a la normalidad por un segundo, pero todos volvieron a desaparecer. Ocurrió otra vez. Fue recién al tercer flash que pudo ver normalmente. Se llevó la mano a su ojo, el cual ya no le ardía, sino que sentía un dolor punzante. Su respiración se agitó. Tanto Etan como Jes, quienes estaban a su lado, trataron de calmarla, pero esta se paró de un salto y salió corriendo del escondite. Etan la siguió un segundo después y Scait, quien se encontraba al otro lado del tablero, lo imitó.

Ninguno de los que quedaron adentró entendía lo que había pasado.

***

Afuera, Etan encontró a Erika a la orilla de lo que quedaba del arroyo. Estaba llorando. Este se acercó.

- ¿Estás bien? ¿qué pasó? – preguntó sentándose a su lado.

- No lo sé – respondió aun llorando – de repente la mitad de mi mundo se había ido, mis amigos ya no estaban y todo a mi alrededor se había vuelto más oscuro, más negro. Y sentí... sentí que mi ojo derecho iba a estallar.

- Tranquila – dijo él abrazándola, colocándole la cabeza contra su pecho – Creo que yo sé que es lo que pasó – al oír esto, ella se despegó del abrazo y lo miró a la cara.



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En el texto hay: amigos imaginarios, danza

Editado: 31.07.2021

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