—¿Cabello rubio o castaño? —preguntó Jesse con un cigarrillo entre los dientes.
Chris dudó varios segundos.
—Rubio —contestó aún dudando, sonó más como una pregunta que una afirmación.
Jesse frunció el ceño levemente, sabía que Chris lo decía por Michael, mientras que él era castaño.
Chris, por su parte, no sabía bien qué responder. Nunca le gustó el cabello rubio, pero recordó como le gustaba el cabello casi blanco de Michael; el castaño tampoco lo emocionaba mucho, no le gustaba el cabello marrón —como el suyo—. El cabello era algo que no tenía tanta importancia para él.
—Tú te lo pierdes —habló Jesse con burla, pasó su mano por su cabello.
El cabello de Jesse era corto y castaño claro, dejaba su frente y sus orejas al descubierto; el de Chris era lo suficientemente largo para tapar sus orejas, lo peinaba de manera que no tapara toda su frente; el de Michael era corto, platinado y completamente lacio, tenía un perfecto flequillo.
Chris y Jesse estaban en una de esas discusiones que solían tener sobre qué les gustaba y qué no. Estaban sentados perezosamente en la azotea de la escuela. La corbata en el uniforme de Jesse estaba desatada y sus dedos sostenían un cigarrillo encendido. Chris lo observaba fumar y contestaba sus tontas preguntas.
—¿Entonces, ojos oscuros o claros? —siguió preguntando, soltó humo cerca de Chris y le sonrió socarrón.
—¿Cuál es tu obsesión con fumar? Te pareces a mi papá —rodó los ojos, igual que Jesse.
—Responde.
—Me gustan ambos —se encogió de hombros—. ¿Qué hay de ti? ¿Qué te gusta?
—A mí me gusta todo —respondió simple.
—¿Todo? ¿Incluso hombres con falda y mujeres con bigote?
Eso hizo que Jesse también dudara.
—El hombre con falda no me molesta, pero la mujer... —Jesse hizo una mueca—. No vayas a esos extremos.
Chris rió. En ese momento él y Jesse se estaban saltando sus clases, Chris se saltaba historia y Jesse... realmente no sabía qué se estaba saltando Jesse. Él estaba en último año, con la hermana de Michael, él y Chris eran un grado menores, en su penúltimo año. Desde que el año había comenzado, aprovechando que era el último de Jesse, él se estaba saltando casi todas sus clases y hacía fiestas en su casa más seguido.
Había empezado a convencer a Chris de saltarse las clases juntos.
—Pensé que no te gustaban los chicos.
—No me acuesto con chicos —respondió Jesse—, pero eso no significa que no me atraigan.
Chris volvió a rodar sus ojos mientras el mayor sonreía burlonamente. Ambos parecían haber olvidado ya lo que habían hecho hacía unos simples días.
—Hay un chico en mi clase que se pinta las uñas —comentó Chris, recordó por un momento que ese chico le había parecido lindo.
—¿Quién es? ¿Michael? —se burló.
—¿Por qué no dejas en paz a Michael? —bufó Chris—. Por cierto, deberíamos salir un día de estos.
Jesse bufó.
—¿Por qué sigues insistiendo en que salga con Michael? —hizo una mueca—. Sigo pensando que mi plan semanal es mucho mejor, los lunes y miércoles estás conmigo y los martes y jueves con Michael... Y los fines de semana podemos hacer pequeñas fiestas en mi casa.
Jesse sonreía orgulloso ante lo que decía, Chris rió divertido.
—¿Así que me comparten los fines de semana?
—¿Se te ocurre algo mejor? —el castaño alzó una ceja.
Chris se encogió de hombros.
—Supongo que tengo suficiente espacio en mi corazón para los dos —bromeó.
—Pensé que tú no te acostabas con chicos —Jesse sonrió coqueto.
—No lo hago —Chris se encogió de hombros.
No sabía si decir que realmente no se acostaba con nadie, eso sonaría patético...
—Creí que lo nuestro era especial, Christopher —Jesse puso su mano en su pecho fingiendo indignación.
—Nosotros no nos acostamos —rodó los ojos.
—Siempre tienes que arruinarlo todo... ¿Qué hay de ti y Michael?
Lo último sorprendió mucho a Chris, lo tomó desprevenido, no sabía qué contestar. Michael seguía estando raro pero a Chris le había quedado claro que no quería ni unos besos con él, así que terminó negando con la cabeza tímidamente.
...
Michael recogía sus libros y los metía en su bolso, ya era hora de salir y él no podía hacer más que suspirar porque no quería llegar a casa.
Se acomodó el cabello mientras salía de su salón con la cabeza gacha. ¿A dónde se habría metido Chris toda la clase? Se supone que él era su compañero, paso toda la maldita clase aburrido y pensando en él y en su propia miseria.
Los últimos días Arthur —e incluso la familia de Michael— había estado más intenso que nunca. Cada vez estaba más encima de Michael, siempre queriendo saber qué estaba haciendo y estando con él en todas partes. Al menos no lo obligaba a llevarlo con él fuera de la casa. Eso sí sería una pesadilla...
Michael debía llegar a casa directo de la escuela, sino Arthur lo llenaba de preguntas y lo interrogaba hasta que lo hacía sentirse exasperado. Él se defendía con que se sentía aburrido todo el día solo en casa y que sería mejor que Michael lo sacara de ahí de vez en cuando.
El menor no tenía miedo de las amenazas de Arthur, aunque sabía que debía tenerlo pues no sabía lo que realmente podía hacer. No sentía miedo porque sabía que estaba siendo cuidadoso, que él no tenía verdaderas razones de desconfiar de él. Pero, aún así, se sentía angustiado y estresado, además de deprimido porque sabía que su vida sería una mierda si seguía así.
Al salir, cerca de la entrada de la escuela, vio a Chris y a Jesse saliendo juntos. Eso hizo que sintiera rabia y celos. Chris había estado todo el día con Jesse.
No tenía derecho a decir nada, había rechazado los besos de Chris y ahora no podía decir nada. Él realmente no quería rechazar sus besos...
Su pecho empezó a doler.
Chris y él seguían hablando y enviándose mensajes, pero también había estado cada vez más con Jesse. Chris seguía invitándolo a salir, seguía tratándolo como siempre —excepto por los besos y caricias—. Pero para Michael ya no era lo mismo, y quería con todas sus fuerzas que lo fuera.