Decir que Lauren estaba nerviosa era poco, estaba más pálida de lo que ya era, sus manos estaban temblorosas, era notable y aunque trataba de disimular le era imposible controlar todas sus acciones. Después de que llevaran a sus dos amigos al centro comercial, ambas chicas estaban en plena carretera hace ya dos horas, la oji-verde estaba confundía, demasiado si se podía decir, pensaba que irían a un restaurante o a la playa pero al parecer la castaña tenía planes diferentes, lo típico para ella era algo distinto para Dan, con su castaña lo normal era ser impredecible.
Llegaron a una cabaña cerca de una playa que no conocía, era pequeña pero se veía muy acogedora, la castaña durante todo el trayecto e incluso al llegar no había mencionado ninguna palabra. Lauren estaba confundida, ella la había invitado a una cita pero parece que le incomoda estar en este sitio, lo podía notar en su cara, estaba distante y no la miraba, no sabía porque se comportaba así pero sospechaba que era ese sitio, pareciera que millones de recuerdos estaban atrapados, como si la cabaña fuera un álbum de fotos. Lauren al ver que la castaña no decía nada se aventuró por la cabaña explorando cada parte de ella, algunas partes de ella se veían deterioradas pero solo le daban un efecto rudimentario, una de las paredes tenían una foto, estaba cubierta de polvo así que tuvo que pasar su mano para limpiarla, pudo observar que era un retrato familiar, los padres y una pequeña niña de no más de siete años, al acercarse más pudo notar que la niña tenía el ceño fruncido y sus ojos estaban muy enrojecidos aunque no parecía que hubiese llorado.
—No te han dicho que revisar las cosas ajenas es de mala educación— al escuchar la voz de Dan a sus espalda dio un pequeño salto, la castaña al ver eso soltó una pequeña carcajada—. Te sorprendes con mucha facilidad ¿lo sabias?
—No me sorprendiera si avisaras antes de llegar, pareces un gato, ni si quiera note que estabas detrás de mí— dice mientras se volteaba para mirarla y tuvo que esforzarse para mirarle la cara, ya que la castaña se había quitado la camisa que llevaba y solo llevaba una franelilla, aunque su cuerpo estaba cubierto de cortes e incluso moretones se veía realmente sexy—. Y no estaba revisando solo observando, estar dos horas y media en un auto con una persona que no te hable en todo el trayecto hasta llegar puede aburrir ¿lo sabias?
Sabía que había dado un golpe bajo pero al ver que Dan sonreía supo que no se había enojado, al contrario lucia divertida con la situación, solo negó divertida porque no podía hacer más pero su sonrisa acabo al ver que se acercaba, su paso era lento pero seguro, tenía una sonrisa maliciosa en su rostro pero en vez de estar nerviosa algo más se encendió en ella. El deseo estaba presente en la habitación, la castaña se permitía devorar a la oji-verde con la mirada y al parecer era mutuo ya que Lauren no hacía más que querer arrancarle la ropa a Dan, ambas se acercaron y sin perder tiempo la oji-verde tomo la iniciativa de besarle, tomo su labio inferior entre los suyos succionándolo de manera lenta, lo sostuvo entre sus dientes jalándolo levemente, sintió como la castaña suspiro ante la acción eso solo motivo a que lo volviese hacer, pero antes de que repitiera la acción sintió como las manos de la castaña se colaban por sus muslos incentivando a que rodeara su cintura, aunque su cabeza dijera que se negara el deseo pudo más e hizo lo que le pedía, la castaña la llevo hasta el sofá y la recostó allí colocándose encima para iniciar una sesión de besos llenos de lujuria y excitación. Lauren sentía que su cuerpo estaban en llamas ante aquella situación, tener a Dan besándola y tocándola de aquella manera hacía que su excitación aumentara, sentir los labios de la castaña recorrer su cuello, como sus manos tocaban de manera delicada pero firme la hacían querer más, en su vida se había sentido así con ningún chico, si el sexo con ellos era placentero pero nunca se había sentido excitada con sus toques, sus piernas no se debilitaban con sus besos y nunca sintió que solo con sus caricias pudiera llegar al orgasmo, pero al parecer Dan Lee cambiaba todos sus estándares, todo lo ya mencionado era multiplicado al mil porciento con ella, es como si su simple toque hiciera que todo su ser temblara, todo su cuerpo reaccionaba a cada uno de sus toques. Gimió al sentir los dientes de la castaña morder el punto de su yugular pero en vez de sentirla aún más cerca abrió los ojos al sentir que su cuerpo no estaba más sobre el suyo.
—Mierda, lo siento — se disculpó pero la oji-verde no entendía porque lo hacía, más bien quería que siguieran pero al ver que nada iba a pasar se incorporó viendo con confusión y un poco de frustración a la castaña—. No te traje aquí para tener sexo Lauren, Dios pero contigo no me puedo controlar eres una tentación y por ti soy capaz de pecar de la peor manera— dice sonriendo, la oji-verde se sonrojo al escucharla pero sabía lo que se sentía ya que era capaz de hacer lo mismo con ella—. Toma antes de que se arruine todo.
Ahí fue donde Lauren se dio cuenta que ya no tenía puesta su camisa, estaba tan perdida en el placer de sus caricias y besos que ni se había dado cuenta que se la había quitado, la tomo y se lo coloco nuevamente—. ¿Para qué me trajiste aquí? Sé que no es para tener sexo pero algo tienes planeado— dice tal vez un poco molesta pero en realidad estaba muy frustrada por no haber seguido.
—No creas que no te deseo, porque no es así y creo que ya te lo demostré— dice la castaña con tono serio y supo que tenía razón, trato de calmar su frustración para poder seguir adelante—. La verdad es que te traje aquí para contarte todo sobre mí, quiero contarte toda mi historia.
— ¿Qué te hizo cambiar de opinión? No te lo tomes a mal, pero ayer en la noche ni si quiera querías hablar de tu novia— dice interesada y a la vez confundida por la decisión tan repentina que había tomado su castaña.