Piedras Preciosas - Volumen I

Capítulo XXI: Esta noche.

Esmeralda

Hasta el momento, todo había salido a pedir de boca. Habíamos paseado, conversado y ahora estábamos cenando. Todo era hermoso, algo exclusivo y demasiado lujoso para mi gusto. Sin embargo, él fue quien me invitó y se había esforzado por hacer de esta velada algo perfecto. Eso se lo debía, o más bien, me gustaba que sintiera que debía brindarme lo mejor. Mi amor propio lo aplaudía de pie y vitoreando, como un camionero, o como Rubí y Diamante lo hacen cuando salimos de compras.

Reí sin querer, y él tomó mi mano preguntándome.

— ¿Cómo está todo? — A lo que respondí positivamente.

La verdad es que su compañía me agradaba. Iker me había demostrado que no solo era un excéntrico millonario rodeado de lujos y derroche, sino un empresario inteligente, con sentido común, los pies en la tierra y que anteponía a su familia por encima de todo. Eso era algo digno de admiración.

Cuando estábamos a punto de terminar la cena, se me ocurrió algo que quería proponerle.

— Todo es muy agradable —, dije, y él me sonrió. – Pero el café corre por mi cuenta, ¿te parece? – Divertido, asintió y cuando el mesero se acercó a nuestra mesa para pedir la cuenta, le pedí que llamara al chef.

— ¿Puedes pedirle al chef que venga? Quiero felicitarlo por la comida. — Todo no podía ser tan perfecto. Cerré los ojos y negué con la cabeza.

— ¡Espera! — le pedí al joven mesero. – ¿Hay alguna forma de hacerle llegar las felicitaciones sin que deba salir de la cocina? – Pregunté, y él asintió.

— Preguntaré, un momento, por favor —, le agradecí, y se alejó de la mesa mientras Iker me miraba.

— Yo soy chef —, le dije, y él parecía maravillado. Pensé que se molestaría, pero sus ojos brillaban. – Cuando un cliente pide felicitarme, provoca que me retrase con el resto de los pedidos –, asintió.

— Lo entiendo, es como cuando te visitan en la oficina en un día complicado —, asentí, y él rió. Es entendible que no sepa, no cualquiera se da cuenta o entiende lo que sucede en estos trabajos bajo presión.

El camarero llegó pronto con un libro donde había algunas felicitaciones, pero casi ninguna con una fecha cercana. Mi compañero fue quien escribió primero y luego lo hice yo. Ambos firmamos como pareja, y luego nos retiramos del lugar. Tomé las llaves del coche, que él me ofreció, y manejé hasta mi restaurante. Allí, los chicos de seguridad me abrieron. Ahora teníamos a dos chicos que vigilaban el lugar por la noche. Entramos. Por mi parte, le pedí que se sentara en la barra mientras yo ponía música, encendía la luz tenue y servía café.

— Siempre pensé que esto solo era un restaurante —, dijo cuando se quitó la chaqueta y aflojó su corbata. Yo me había quitado la chaqueta y puesto la calefacción mientras dejaba todo lo que necesitábamos en la barra. – Me gusta la decoración que tiene detrás del bar –, indicó lo que estaba detrás de mí.

— Son regalos que nos han llegado durante el tiempo que llevamos con el restaurante. Algunos reconocimientos, la primera vez que salimos en el periódico, mis críticas —, le señalé marcos de fotografías con recortes de periódico. – Hace algunos meses, el restaurante fue nombrado como uno de los más exclusivos de la ciudad. Luego salimos en recomendaciones de Nueva York. –

— Han crecido bastante —, asiento. – Es increíble cómo han logrado todo esto en dos años –, volví a asentir.

— Este siempre fue mi sueño —, confesé. – Nunca pensé que lo podría lograr tan joven. – Me quedé mirando alrededor, y la nostalgia tocó a la puerta. Recordé a mi abuela y como tía Gloria siempre me apoyó. — Solo desearía que algunas personas permanecieran a mi lado. —

— ¿Cómo llegaron a construir esto? — preguntó de repente. — Porque está bien, tú eres chef de profesión, te encanta —, asentí. — Pero las demás, ¿ellas querían ser meseras, administradoras? No sé —, reí.

— No, Diamante es la cabeza de todo esto —, saqué cuatro vasos pequeños y los puse frente a él. – Ella planifica, ella administra, ella nos cuida. –

— ¿Ella las cuida? —, preguntó.

— ¿Cómo crees que jamás me encontraste? —, asentí y sonrió. – Ella es quien sabe todo, tiene todo, es quien nos soluciona. Diamante es tan misteriosa como buena persona, pero tiene sus demonios, y allí es donde entra Rubí. Ella es nuestra ley, ella mantiene todo en regla y sabe dónde separar lo bueno de lo malo. Este lugar no es nuestro único negocio. – En ese momento, se me quedó mirando. – No juzgues, tú te dedicas a las armas y al contrabando bajo la mesa. No sería justo. – Levantó las manos.

— Tienes razón, sería hipócrita de mi parte. — Toda la razón.

— Pero Rubí también tiene su lado oscuro. Es un amor cuando la conoces, pero para todos es seria, fría y calculadora. Tiene su razón de ser. — Tomó de su café y me hizo un ademán con la mano para que continuara. – Zafiro es una víctima que aprendió a ser victimaría. Es un fantasma, como decimos nosotros. Ella desaparece cuando quiere y se hace pública en ocasiones. Ama el arte y vive para su violín. – Volvió a asentir.

— ¿Y tú? ¿Qué papel juegas? — dejó su tazón en la mesa y movió el único vasito que no había movido yo. – Porque no te veo como una mujer oscura, más bien todo lo contrario. Eres sincera, directa y muy transparente. – 

— Una cosa es mi forma de ser, y otra muy diferente es mi carácter. — Me senté y me acomodé. – Yo no soy nada, solo soy una ayuda. Me gusta manejar, soy buena cuidándome, me gustan las cosas pesadas. –

—Te gustan las armas —, delineó las palabras y vi un destello de ilusión en sus ojos. Era fuego cuando dijo eso, y yo solo asentí.

Cambiamos de conversación, él me contó un poco de lo que ha sido su vida, de cómo había llegado hasta donde está y cómo, a simple vista, no había mucho secreto entre nosotros. Hablamos del mundo de las armas sin tapujos.

Pronto preguntó por Vodka, confesándome que lo recordaba de la subasta. Yo le conté que después de eso, Gema había cerrado su local y se había trasladado a Europa. Allí vivía actualmente, y nosotras habíamos acogido al pequeño equipo de seguridad que ella manejaba.



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En el texto hay: mafia, matrimonio, diferenciadeedad

Editado: 05.03.2024

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