Pintemos la navidad de negro.

Segundo capitulo.

Cassie había despertado a las siete y punto de la mañana. Su padre le esperaba en el comedor con unos panes que acaba de sacar del horno, mirándola con advertencia suspiró por fin.

-Vidal no me cae bien-. Para el señor Colton, Vidal era una masa de vagancia andante con malos principios y un caótico muchacho que podría perjudicar a su pequeña. – Eso de la navidad es una tontería, Cassie, cada quien tiene una ideología- esa mañana Cassie había pensado en ello, pero recordaba deberle un gran favor a Vidal, aunque él no lo recordará ella lo hacía muy seguido y haría lo mismo que él hizo en ese entonces, devolverle la vida. Al terminar de comer se dirigió a su puerta y con una sonrisa llena de esperanza abrió para ir en busca de Vidal, pero ya Vidal estaba allí con un mono que parecía de pijama y una camiseta desteñida, un pensamiento asaltó a Cassie, Vidal no iba a ir a ningún lado.

-Debo decir que es obligatoria mi presencia y no me importa cómo vaya- tenía ojeras y un rostro de no haber desayunado si quiera, Cassie giró un poco para conseguirle un pan horneado, pero su padre escuchando la conversación había previsto ese movimiento y con rapidez había tomado el ultimo pan y se lo metió a la boca. Cassie al ver aquello soltó el aire con lentitud y le lanzó una mirada cruel a su padre que como pudo con el pan ahogándole la garganta le dio una sonrisa. Vidal no iba a ir a casa de Cassie, su padre le obligo por una extraña razón y para decir verdad le había llamado tanto la atención lo que iba a mostrarle. Vidal miró de reojo a Cassie y pensó en la nefelibata que producía aquella chica, con esa sonrisa y esa mirada brillante, le provoco lanzarle la peor de sus palabras y explotar todo rastro de alegría con estas fechas, realmente Cassie le caía de la patada. Tomó un respiro muy áspero cuando escucho a Cassie tatarear con mucho entusiasmo un villancico que le dejo descolado y de mal humor en la caminata mañanera donde ni sabría a donde iría.

Cassie iba a mostrarle que la navidad existía.

Por otro lado, la figura de Cassie parecía danzante y alegre al llegar al lugar, a comparación del chico que la acompañaba que arrastraba los pies y mostraba un rostro de malas pulgas. Risueña entró a la iglesia del pueblo, pero ya Vidal no la seguía, se detuvo en la entrada negandose a entrar, Cassie asustada por aquella reacción regresó a la entrada y le jaló de la mano de repente fijándose en la extraña conexión que sentía con Vidal, pero Vidal ni parecía fijarse estaba encismado en aquella burbuja de piedra de miedos pasados, con pasos cortos seguía a Cassie que se sentó en la banquilla de confesiones e invito a Vidal a sentarse junto a ella.

- ¿Vienen por aceptación para propuesta de matrimonio? – el sacerdote esperando respuesta de aquella pareja donde un vagabundo al parecer esperaba ser aceptado por la iglesia con la resplandeciente chica. Un rotundo no acuchillo el silencio de la iglesia, el sacerdote esperando respuesta frunció el ceño.

-Vine aquí porque quiero que responda algo- era la voz de la chica la que le hablaba, el sacerdote alzó ambas cejas al escuchar aquella determinación. – He venido a que me diga porque no cree en la navidad- no entendía nada aquel sacerdote, por la mañana cuando se había levanto había orado para no tener un día ajetreado, pero con aquella pregunta solo parecía la primicia de uno.

-Nuestra iglesia no acepta la fecha de nacimiento del hijo de nuestro padre.- No entendía, ¿Entonces porque Cassie lo había llevado allí?

Cassie se despidió con una sonrisa, no soltó de la mano a Vidal y luego como decía el horario iba a llevarle a otro lugar. Pensó entonces en las fachas que iba y tal vez fuera sido mejor una chaqueta. 



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En el texto hay: humor negro, amor

Editado: 19.12.2018

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