Otro año había pasado.
Supervivencia es lo que nos define como organismos vivos, todo lo demás es una decoración. Nacido en una alta cuna, con padres cariñosos y un futuro prometedor. Todo cambió cuando dio un paso en falso por su cuenta. Olvidar la supervivencia, temer a lo desconocido. Oliver no hizo eso.
—¡Escoria! ¡Lucha maldito gusano! —dijo el instructor dándole dos puños a Oliver en la cara.
Estaba en la zona acuática. Una piscina sucia. Oliver tenía una armadura pesada que no le quedaba bien. Debía ir de un extremo al otro con el agua casi al nivel de su nariz. Luego debía luchar con el instructor. Todo mientras tenía la armadura puesta.
Oliver odiaba el frío más que otra cosa. Hoy fue uno de sus peores días de su vida. Al borde de la hipotermia fue golpeado.
El instructor lo derribaba bajo el agua. Dándole poca oportunidad para tomar aire. Oliver bajo el agua era pateado y pisoteado. Luego antes de morir era sacado de la piscina. Cuando el joven respiraba, otra vez recibía golpe tras golpe. Así también era con los demás. Todos temblaban, agua sucia en todo su cuerpo. Cualquiera podía morir por una herida pequeña debido a las infecciones que se pueden contraer.
—¡Hora de comer! —gritó otro instructor.
Oliver no tenía derecho esta vez. La armadura fue removida de su cuerpo. Luego fue llevado a tratamiento. Cada vez que se tenían que usar más hierbas medicinales de lo normal, era descontado de su comida. Su ración era acortada o simplemente eliminada. Oliver estaba en los huesos. De alguna forma tenía fuerza suficiente.
...
Sala de instructores.
—Ese chico, es difícil de romper. —dijo el instructor de Oliver.
—Déjaselo a Franco. —contestó otro.
—No quiero que pase lo mismo que con Joa. Ese maldito solo está interesado en comerse a los niños. —dijo el instructor de Oliver.
Florián llegó a la habitación.
—¿Hablan del flaco? —preguntó Florián.
—Si, tiene bastante fuerza para su contextura. —dijo el instructor de Oliver.
—Es por qué es algún tipo de sobreviviente. —dijo Florián. —vi mucha gente así en los reinos salvajes. Pero podemos desarrollar su lealtad al reino.
—¿Cómo? —preguntó el instructor de Oliver.
—Intensificando su entrenamiento. —dijo Florián.
—No, no lo podrá aguantar. —dijo otro instructor.
—¿Y qué? Si no lo aguanta entonces usemos a otro. Necesitamos hacer crecer rápido a los mocosos. —dijo Florián. —No olviden que tenemos una misión importante.
—Sí señor. —contestaron todos.
...
A la mañana siguiente Oliver fue atado a una rueda de madera con la mitad sumergida en una alberca. Atado de pies a cabeza, Oliver se hacía una idea de su próxima tortura.
Nuevamente fue sumergido de forma constante en aguas heladas. La rueda era girada para sumergirlo y sacarlo del agua. Oliver pensaba en tragar toda el agua posible. Pero su instinto de preservación no lo permitiría. Su espíritu no se había rendido.
Luego de eso fue llevado a comer. Había mucha carnal, papas cocidas y aguamiel.
Oliver no podía creerlo. Tenía un mal presentimiento, así que no probó un bocado.
—Adelante. Te has ganado eso. —dijo el instructor de Oliver.
Oliver no podía creerlo. Desde su punto de vista la comida podría estar envenenada.
El veneno no era algo desconocido. Sus comidas están ligeramente envenenadas con dosis casi mortales. Con el fin de generar anticuerpos en los soldados. Entre mejor sea el aspecto, más alta puede ser la dosis.
Oliver no lo soportó y comió todo hasta casi reventar. Hace mucho que no comía algo así. Oliver quería llorar al recordar las cosas que preparaba su madre. Pero había contenido sus lágrimas bien.
...
Algún tiempo pasó.
—Proto, es hora de seguir adelante. —dijo el rey con voz firme. —Oliver está muerto.
Proto cayó de rodillas, apretó puños y dientes.
—Debes aceptar las cosas. Yo sé cómo se siente, perder un hijo… —dijo el rey con sinceridad. —Si quieres el trono debes recuperar tu reputación. Deja de buscarlo, enviar a tus hombres de confianza lejos no es sabio. Lo de Oliver se puede repetir.
—Si, mi rey. —dijo Proto de forma automática.
—Puedes retirarte. —dijo el rey.
«¿Recuperar mi reputación? ¿entenderme? Maldita escoria mentirosa.» Pensó Proto.
Proto vio a uno de sus comandantes luego de eso. Se reunieron en la habitación privada de un bar que pertenece a Proto. Luego llegaron más hombres que acompañaron a Proto en las batallas más sangrientas.
—Mi señor, estamos a sus órdenes. —dijo el comandante.
—La búsqueda de Oliver se mantiene, pero solo la mitad estarán asignados. Los demás irán conmigo a recuperar el fuerte del eco. Arch lidera la búsqueda de Oliver, vaya al norte, busquen prisioneros, campesinos, esclavos y gremios de trabajos.
—Si. —contestó Arch.
Esto puede causar un incidente internacional. Las relaciones con el norte siempre se han mantenido por un hilo.
Proto lo sabe y no le importa. Solo le importa su propia familia. No importa los años, no dejará que la esperanza muera, no hasta confirmar con sus ojos, la muerte de Oliver.
...
Oliver estaba descansando. Sostenido unas vendas sobre una herida que ha tardado en cerrarse. No puede ser más débil de lo que es ahora. Cada gota de sangre cuenta. No importa la paliza. Cada vez más difícil de derribar. Oliver usará todo de sí para levantar su frente en alto. Oliver no lo olvida. Él no baja la cabeza. Su padre le dijo que ellos no lo hacían. No puede deshonrar los recuerdos de su padre. Nunca más.
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Editado: 07.04.2022