Esa noche el grupo convivía alegremente, unos en la alberca, otros bailando o platicando.
Eren estaba celebrando su cumpleaños. Lucrecia se había ido por tres semanas a Brasil así que decidió festejar con las personas que realmente apreciaba, sus compañeros del refugio.
Con ayuda de la señora de servicio, preparó deliciosos manjares y un pastel con su nombre.
El ambiente era agradable y divertido.
Alexa dejó al pequeño Lucas en la casa de su madre, no estaba del todo convencida pues no solía irse de fiesta y menos por las noches pero Nancy la animó a disfrutar de su juventud. Se puso un vestido casual con un traje de baño abajo.
La estaba pasando tan bien que se alegró de haber ido pues convivir con gente de su edad era algo que siempre le había complacido. Angélica y Javier eran sus amigos pero con todos tenía excelente relación.
Eren tomó un micrófono y se dispuso a cantar, tenía una voz hermosa y lo hacía con tal pasión que era un deleite escucharlo. Algunos le pidieron que los complaciera con ciertas melodías y curiosamente las sabía todas. Después de un rato invitó a los presentes a unírsele y varios se animaron. Cuando sonó la música para bailar se puso al frente y pidió que lo siguieran en coreografías de las canciones más conocidas. Hasta los serios y tímidos estaban bailando, incluida Alexa.
Más tarde alguien tiró una pelota a la alberca y jugaron vóleibol.
Eran cerca de las 2 am cuando se retiró el último grupo de invitados.
–La fiesta estuvo increíble, me divertí como nunca. Gracias –Alexa dio la mano a Eren.
– ¡Por favor, quédate un poco más, yo te llevo! –Eren juntó las palmas de las manos al pedirlo.
– ¡Nuestro taxi está por llegar! –gritó Angélica desde la salida.
–Me quedaré un rato –Alexa se despidió con un abrazo de sus dos amigos.
Se sentaron a un lado de la alberca, platicaron y se contaron todo. Era la primera vez que Alexa compartía con alguien los detalles de su raro matrimonio.
–Estoy sorprendido –apuntó Eren–. Creo que ese hombre está loco, su forma de actuar no es normal. Sin embargo no sirve de nada que te aconseje que te alejes de él porque no lo harás cuando alguien te lo diga sino cuando estés lista, cuando toques fondo. Quizá tienes una dependencia emocional por algún trauma no sanado. Solo te pido que no caigas en el error de pensar que hay algo mal contigo o que es tu culpa. Debes entender que cada persona actúa de acuerdo a su esencia y la de tu esposo no es buena, lo que hace tiene que ver absolutamente con él.
Alexa se quedó pensando.
– ¿Y tú por qué te casaste? –preguntó después de unos minutos.
–Siendo sincero, en un principio sentí que era compatible con Lucrecia pero no me enamoré. Debo admitir que este matrimonio me resolvió la vida económicamente. Gracias a ella mi abuela vive bien y puedo ayudar a otros miembros de mi familia. Me dio un maravilloso hijo, además el refugio. Mi esposa no es una mala persona, obvio tiene defectos como todos, es un poco mandona, tiene adicción al trabajo y detesta el sexo pero es bastante estable, madura y al parecer me ama.
– ¿No crees que con todas tus habilidades puedes conseguir lo que desees por ti mismo? –preguntó Alexa.
–Por supuesto, ese fue siempre mi plan pero los resultados no se verían en tan corto plazo. Tomé la decisión de casarme y debo seguir con ella.
Platicaron de otras cosas y de la nada se besaron. Quizá fue que unieron su soledad o tal vez la cercanía de los cuerpos obligados a reprimir sus deseos les hizo tener sexo con desesperación y con locura.
Eren era un experto, Alexa sintió lo que nunca antes.
Quedaron tendidos y abrazados en el jardín y se durmieron con una sonrisa dibujada en los labios.
Cerca de las 7 am, Alexa despertó abruptamente y se marchó de inmediato. Llegó directo a la casa de su madre a buscar al niño pero lo vio dormido y se acostó junto a él. Al parecer Lucas Jr. también se había desvelado pues durmieron hasta mediodía.
Luego de bañarse y desayunar, revisó su teléfono y estaba lleno de mensajes de Eren.
–No dejo de pensar en ti. Eres una mujer hermosa, increíble, adictiva.
La sensación de bienestar y felicidad le provocaron una sonrisa.
Por la noche llegó a la casa, al techo que compartía con su esposo y no había rastro de él. Quizá ni siquiera supo que no habían dormido ahí.
Al día siguiente más mensajes de Eren.
– ¿Cómo estás? ¿Qué haces? ¿Cómo está Lucas Jr? Deseo que ya sea lunes para verte. –Le platicaba detalles de su día y se interesaba en lo que fuera que ella le contara.
El lunes al entrar a la oficina en el refugio, Eren la saludó con un beso en la boca. Por supuesto había cerrado previamente las cortinas y la puerta con seguro.
–Tienes un brillo especial –dijo tocándole el cabello–. Te ves más hermosa con esa sonrisa.
–Gracias –Alexa se ruborizó–. Eren, verás, tengo una gran inquietud. Estamos siendo deshonestos con quienes estamos casados y eso no me hace sentir bien. Me gustas y he aprendido a amarte desde antes de lo que pasó en tu casa pero creo debemos hablar sobre esto y dejar las cosas claras desde ahora.