CAPÍTULO 19

Pasaban los días y Cloe parecía estar fuera de su cuerpo, de nuevo había bajado de peso y tenía un aspecto desmejorado. Bree le preparaba deliciosas comidas y Rahui le llevaba los postres más apetitosos que encontraba. ErdoSü la acompañaba en su tiempo libre y muchas noches se quedó a dormir en el sofá junto a su cama. Amy y el bebé la visitaban. Entre todos trataban de animarla.

Sin embargo ella realizaba sus actividades cotidianas de forma mecánica; trabajaba, bailaba, hacía ejercicio y convivía pero parecía que nada le producía alegría. Pronto el grupo de baile iría a Cancún y Xcaret a realizar dos presentaciones del folclor mexicano y los maestros le indicaron que si no recuperaba el peso perdido la mandarían a descansar unas semanas ya que era un riesgo para su salud someterse a los arduos ensayos y presentaciones. Bree y Rahui le dieron vitaminas y suplementos alimenticios para ayudarla.

Cloe no entendía cómo era posible que una relación entre dos personas adultas terminara así, sin hablarlo de frente y decir los motivos reales. Había marcado a Gonzalo un par de veces para platicar y si lo decidían, concluir la relación en buenos términos. Como ya era costumbre desde hacía algún tiempo él no contestaba ni daba la cara.

Su mente daba vueltas sobre el mismo tema y eso la tenía tan mal. Buscando respuestas, encontró una página en Internet en la que se hablaba del  término ‘Ghosting’ (de ghost, fantasma) que consiste en terminar una relación desapareciendo e ignorando al otro para no tener que dar explicaciones y descubrió que era precisamente lo que estaba viviendo, algo tan cruel y común que hasta tenía nombre.

Deseaba estar bien, volver a sonreír y tener las ganas de vivir de siempre pero sabía que no sería de la noche a la mañana. Sentía que había estado en la cima de una montaña, feliz y erguida y de repente cayó en un pozo; mientras caía se golpeaba y dejaba pedazos de piel ensangrentada; permanecía tirada y tan herida en el fondo del hoyo que el menor movimiento le producía dolor y abría más su piel; debía subir poco a poco ya que veía la luz brillante en lo más alto pero un simple roce la mandaba al fondo de nuevo. Con un simple movimiento, Gonzalo podía sacarla de ese hoyo y sanar sus heridas de las cuales se formarían gruesas cicatrices como recordatorio de lo vivido. Sin embargo podía volver a lanzarla cuando quisiera y el ciclo no tendría fin, por lo tanto decidió escalar sola, aprender a gritar de dolor cuando fuera necesario si eso la hacía avanzar de poco en poco. Los ángeles a su alrededor, sus leales amigos y el maravilloso ErdoSü, le transmitían las fuerzas necesarias para salir del pozo pero no podían recorrer el camino por ella aun deseándolo porque la vida fue diseñada para que el dolor sea totalmente personal, nadie puede decirle a otro que le ayuda con la mitad para que su carga sea más ligera.

ErdoSü colocó un audífono en el oído de Cloe mientras se acomodaba el otro y escucharon música durante el vuelo a Cancún. La energía del chico era contagiosa y Cloe se sentía tranquila estando con él. Bree y Rahui dormían con las manos entrelazadas en los asientos de atrás. Los otros miembros del grupo de baile bromeaban y reían.

Se hospedaron en un gran hotel español color blanco donde disfrutaron de la comida y entretenimiento variado, alberca, voleibol playero, kayak, moto acuática y por último jugaron en el mar como niños.

ErdoSü mantuvo el torso descubierto y un traje de baño a media pierna. Las mujeres suspiraban y los hombres no podían evitar sentir envidia o admiración al verlo.

Cloe había recuperado un poco de peso y lucía preciosa en su traje de baño de dos piezas con su cuerpo esculpido por años de disciplina. Las miradas también se posaban sobre ella aun cuando esas playas turísticas son visitadas por mujeres bellas.

ErdoSü sentía unos ligeros celos pero a la vez estaba orgulloso de esa mujer tan hermosa que presentía pronto sería su pareja.

Bree no se quedaba atrás, era alta, delgada, atlética, morena y trasmitía su carácter fuerte. Rahui usaba un traje de baño arriba de la rodilla y una playera holgada pues era tan delgado que prefería ocultarlo.

Esa noche el grupo de baile se presentó en el Cancún International Convention Center recibiendo una lluvia de aplausos y críticas elogiosas. Más tarde acudieron a divertirse a un club nocturno y regresaron al hotel al amanecer.

A media mañana y desvelados fueron trasladados a Xcaret donde gozaron de las maravillosas atracciones del lugar y sus aguas turquesa. En la noche hicieron su presentación abriendo el show para luego disfrutar del maravilloso y emocionante espectáculo de luz y sonido del parque.

Nuevamente se desvelaron bailando y bebiendo pero la pasaron en grande.

Después de descansar, tendrían un día libre para hacer lo que quisieran y la tarde siguiente regresarían a la Cdmx.

ErdoSü llevó a Cloe al ferri para visitar Isla Mujeres. Rentaron un carrito de golf y recorrieron la isla bebiendo unos ricos cocos, luego se metieron al mar en una playa poco concurrida y cuyas aguas parecen irreales de tan cristalinas.

Después de estar horas en el agua regresaron a Cancún al caer la noche. Caminaron por la playa y se unieron a un grupo de gente bailando en la orilla quienes al notar que eran expertos los pusieron en el centro y les aplaudieron. Luego se alejaron y se tumbaron en la arena a ver las estrellas y hablar. El ambiente contribuyó, las olas, la semioscuridad, la charla, las risas y la intimidad. ErdoSü la abrazó y sus labios se juntaron espontáneamente. Él los retiró pensando que ella lo rechazaría. Ella permaneció con los ojos cerrados en la misma posición y suspiró. Se dieron algunos besos cortos y vacilantes hasta que hicieron a un lado la barrera que los frenaba uniendo sus bocas de forma loca, provocativa, prolongada, salvaje, apasionada y exigente. Inevitablemente el deseo los invadió empujándolos a tocarse más allá a pesar de no ser el momento ni el lugar adecuado.