Kyle.
Un mes más tarde.
Suspiré volviendo mis ojos al número en la pantalla. Un jodido mes. La estaba extrañando mucho más de lo que pensé. Habíamos estado lejos demasiado tiempo, pero aun seguíamos en la misma ciudad. Ahora no solo me costaría un viaje en auto llegar a ella. Tendría que tomar un puto avión. Y había estado a punto de hacerlo, de no ser por los entrenamientos y el constante recuerdo de que me había pedido tiempo palpitaba en mi cabeza.
¿Pero a que se refería con tiempo? ¿Cuánto tendría que esperar para tenerla de nuevo en mis brazos?
Más de un mes eso era seguro.
No había sabido mucho de ella más que un par de mensajes, había llamado más de una vez y no pude responder. No pude deslizar la pantalla de mi celular para hacerlo. De haberlo hecho, habría tomado el primer avión rumbo a Chicago para verla. Y tendríamos que comenzar desde cero de nuevo.
Luego intenté llamar, pero no logré hacerlo. Nos habíamos mensajeado luego de ello, pero poco a poco los mensajes eran menos frecuentes. Un par al día se habían convertido en dos a la semana. Y había sido yo el que me había alejado. Por lo general tardaba menos de diez minutos en responder a mis mensajes, pero yo simplemente tardaba horas allí frente a la pantalla pensando que escribir que no doliera demasiado.
Y la estaba perdiendo más de lo que ya lo había hecho.
Al darse cuenta de mi renuencia a hablar más que un par de palabras, sus respuestas tardaron más, al punto que el mensaje del día no había llegado. Pensé que tal vez le había sucedido algo, pero Rick había posteado una foto en su cuenta de Instagram hace menos de treinta minutos, mi hermosa rubia sonreía junto a una pelirroja. El idiota de Blake a su lado con su brazo sobre sus hombros celebrando el triunfo del equipo.
Quise llamarla, pero no quise joder su momento, por lo que llamé a Chris. El idiota estaba como una cuba con dos mujeres en su departamento demasiado distraído como para darme un par de palabras terminando por colgarme y mandarme a la mierda.
Se un puto hombre, Johnson. Te la van a quitar antes de siquiera tenerla por completo.
Balbuceó entre palabras de borracho y gemidos.
El nombre de Nick llenó la pantalla mientras una foto de él junto a Emma y Alaia aparecía de fondo. Suspirando respondí.
— Hermano, ¿qué harás hoy? —miré mi reloj. Eran las nueve. Seguir sintiendo lastima por mi y luego esperar a que la noche llegara para irme a un jodido club y acabar con el tequila.
— No hay planes aún. —respondí en su lugar. No quería al hombre sobre mi.
— ¿Sucede algo? —carajo. Desde que su instinto paternal salió a la luz parecía darse cuenta de los problemas que rodeaban al mundo.
— Quiero tomar un avión a Chicago más de lo que quiero que ganemos el Super Bowl el próximo año. —suspiró conmocionado. Mi jodido sueño era ese puto trofeo. Asi de mal.
— ¿Esto es por Samantha? —asentí a pesar de que no me veía. —Kyle. —habló al ver que la línea quedó en silencio.
— La amo. No quiero seguir esperando, Nicholas. Estoy a nada de tomar un taxi que me lleve al aeropuerto.
— ¿En serio quieres hacer eso? Ella te pidió espacio, amigo. Deberías tomarte un par de...días tú también. —habló con cautela por miedo a mi reacción.
— Llevo un jodido mes así, Stevens. Me está quemando por dentro esto que siento. —de nuevo un suspiro. Necesitaba más que eso.
— Emma saldrá, estaré allá en una hora. No vayas a cometer una estupidez, Kyle. —me quedé en silencio. —Johnson, hablo en serio. Espera a que llegue. —sin más la línea quedó colgada.
Lo que me faltaba.
***
Salí de la ducha mirando el reloj en la pared. ¿No que una hora, Stevens? Apenas habían pasado veinte minutos desde que colgó, ¿el tipo era flash o qué?
Abrí la puerta con una toalla envuelta alrededor de mi cintura, mis ojos probablemente demostrando mi sorpresa por encontrarme a Bradley de pie en el umbral de mi puerta y no a Nicholas.
— ¿Qué haces aquí? —dije en un tono no tan amable. Aun quería golpear al hijo de puta por tirarse a Sam, y también por no tener la decencia de controlar su bragueta mientras lo hacía.
— Hola. —enarqué una ceja, una gota de agua cayendo por mi rostro por el cabello mojado.
— ¿Qué demonios haces aquí? —pregunté con mayor fuerza y entre dientes. No me apetecía ser amable. Una cosa era llevar la fiesta en paz por el bien del equipo y la amistad que entre todos había, pero no me importaba sacarle la mierda a golpes si el mismo había venido por ella.
— ¿Podemos hablar, Kyle? —me detuve en seco suspirando. —Como personas civilizadas y decentes. —bufé.
— La gente decente no se mete con la chica de sus amigos. —rodó los ojos por mi tono. Se estaba ganando un golpe en la nariz con demasiadas ganas.
— Justo de eso quiero que hablemos.
— ¿Me vas a detallar todo lo que hiciste con ella? —dije con ironía. Idiota.
— Contigo no se puede hablar.
— ¿Qué esperas para irte entonces? —suspiró dando un paso al frente. Mi cuerpo se puso alerta. —Vete.
— No. Ahora entra y vístete que quieras o no vamos a hablar de lo que pasó de una maldita vez. —apreté la mandíbula con furia. —No me iré, Johnson. Esta mierda entre los dos está jodiendo a todo el mundo, no solo a nosotros. Es tiempo de sacarlo. ¿Quieres golpearme? —pregunta capciosa. Y que tenía muchas ganas de responder con mi puño. —Hazlo. Pero primero ponte algo más que esa toalla, no quiero verte el pene colgando mientras lo haces. —su intento de parecer gracioso no alivianó el ambiente, pero le di la entrada.
El solo se metió en la boca del lobo.
Me puse un par de pantalones de chándal y una simple camisa blanca que esperaba terminara con la sangre de este idiota sobre ella. Cuando salí, Bradley estaba con una cerveza en sus manos que dirigía a su boca.
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Editado: 11.05.2024