Sam.
Un mes después.
Me alejé riendo mientras que la madre de Kyle le hablaba a Thomas de todas las posibles nueras entre las que podría escoger. El hombre parecía frustrado queriendo asesinar con la mirada a la pequeña mujer frente a él que solo se reía y volvía a repetirle las cosas.
Acercándome por detrás envolví mis brazos alrededor de la cintura de Kyle, quien se aferró a mi mientras continuaba hablando con Bradley sobre la temporada que comenzaría en un par de meses. Hace un par de semanas que su cuerpo había dejado de contraerse por el dolor, pero aun tenia algunas magulladuras superficiales en el tórax. La terapia estaba ayudando en la recuperación y algo me decía que nada iba a impedir que jugara una vez la temporada llegara, a pesar de que el entrenador aún tenía sus dudas y constantemente ponía sus ojos en él, observándolo, para determinar algún atisbo de dolor.
— ¿Por qué no llegaste a casa de Erick el sábado? —mascullé mirando a Bradley. Sus ojos azules dudaron y escaneó la habitación sin responder. Entrecerré mis ojos en su dirección al verlo llevar la cerveza a su boca. Kyle rió tomando mi mano y guiándome hasta quedar con mi espalda recostada a su pecho. —Bradley Andrew Cox, estoy hablando contigo. —sus ojos encontraron los míos.
— Tuve un par de cosas que hacer. —se encogió de hombros restándole importancia, pero la postura que traía era de todo menos de un hombre despreocupado.
— ¿Esas cosas incluyeron tirarte a Donovan? —se burló Kyle. Bradley lo miró furioso deteniendo la risa de mi novio. —No jodas, Cox. ¿De verdad?
— No me la tiré. —por el tono que salió dudaba de sus palabras. Crudo. Impasible. Molesto.
— ¿Qué te traes con ella? —inquirí sonriendo. Lindsay Donovan era hermosa...y también la pesadilla de los chicos, principalmente de Bradley. Aun no concebía la idea de esos dos follando. Era algo difícil de procesar teniendo en cuenta que cada que se veían querían sacarse los ojos.
— Nada, Johnson. Déjalo estar. —habló furioso dejándonos con las palabras a medio salir mientras se alejaba.
— Alguien está de malas. —la risa de Kyle llenó la sala de su departamento atrayendo la atención de todos alrededor.
Emma se acercó con un Ansel sonriente chillando por atención. Digno hijo de su padre. Sus ojitos verdes brillaban como los de su hermana al tenderme sus bracitos regordetes para que lo sostuviera.
— Hola, príncipe. —besé su mejilla provocando una sonrisa desdentada en dirección a Emma. La ahora castaña ahora con el cabello sobre los hombros miró embelesada a su hijo. —¿No quisiste volver al natural? —hablé señalando su cabello. Sacudió la cabeza riendo.
— Nicholas me vio con una peluca rubia, casi le da un infarto porque dijo que ahora tenía dos esposas. —reí sin poder contenerlo. —Además, me gusta así. Es una versión de Emma Brown de la que no quiero deshacerme por ahora.
— Mami. —Alaia apareció a su lado, a sus tres años ya nos daba un indicio de lo que sería en un par de años. Era una niña hermosa con su cabello castaño cayendo por su espalda en unas cuantas ondas y sus ojos verdes atrayendo la atención de todos. —Hola, tía Sam. —sonreí inclinándome para mi beso. La pequeña rió y caminó hacia mi plantando un suave beso en mi mejilla.
— ¿Qué hay de mí? —se mofó Kyle tras de mi extendiendo sus brazos. Alaia corrió hacia él y permitió que la sostuviera entre ellos. Emma miró mi vientre con una sonrisa. Era una de las pocas que sabía de mi embarazo. Había sido difícil de ocultar, pero queríamos esperar a que Kyle se recuperara para atraer la atención a los pequeños.
— ¿Ya no hay nauseas? —rodé los ojos y suspiré aliviada.
— Gracias a Dios. No creo que pudiera soportar otra ida al baño a descargar todo lo que traía dentro.
— ¿Alguna preferencia? —sacudí la cabeza al igual que Kyle, aunque algo me decía que el deseo de un par de niños estaba brillando en su pecho.
— Sano estará bien. —dije manteniendo la idea que tenía Emma de que sería un solo niño. —Elena me dijo que pronto comenzarías tu trabajo en el hospital. —asintió sonriente tomando a su pequeño de vuelta. Ansel tenía la constante necesidad de estar en los brazos de Emma si ella se encontraba cerca. Sería un niño de mamá.
— Si, ya Ansel está listo para pasar su día con Lauren mientras yo trabajo y Nick también. Igual no es como si fuese a tomar turnos largos. Hablé con la jefa y acomodé mi horario para poder dedicarle tiempo a mis hijos.
— Nicholas debe estar feliz con la idea. —se burló Kyle dando un beso en la mejilla de Alaia y permitiendo que ella jugara con su cabello despeinándolo.
— No le hace mucha gracia el hecho de que tenga un par de días por la noche, pero me apoya.
— Tengo que. —la voz de Stevens llegó tras de nosotros poniendo alerta a Ansel queriendo que lo cargara. Nicholas tomó a su hijo y pegándolo a su pecho nos miró. —¿Para cuándo los de ustedes? Se están tardando. —se burló.
— No jodas, Nick. —Kyle abrió los ojos alarmado pidiéndole una ligera disculpa a Emma con los ojos.
— ¡No jodas! —repitió Alaia.
— Te mataré, Johnson. —Kyle miró a la pequeña sonriente en sus brazos.
— No puedes decir eso, princesa. —el entrecejo de Alaia se frunció mientras llevaba sus manos a la cara de mi novio e intentaba meter sus dedos en su nariz. —Esas son palabras para los adultos. ¿Entiendes? —ella asintió y golpeó su nariz con su mano derecha.
— ¡No jodas! —mi novio soltó un suspiro de frustración mientras ponía a Alaia en el suelo. La pequeña sonrió y miró al rincón donde Verónica y Erick estaban. —¡Jake! —sin pensarlo corrió más allá dejándonos riendo a todos.
— Algo me dice que eso traerá un par de problemas a futuro. —murmuró Kyle en mi oído. Nicholas entrecerró sus ojos en su dirección.
— ¿Dijiste algo? —mi chico sonrió.
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Editado: 11.05.2024