Hallándose en infame ocaso
aquella efímera ilusión
qué soportó el caminante
con clamores y sollozos.
Sin aviso se presenta
ante el desdichado bohemio,
dama que sin mayor apremio
su amarga tristeza apacienta.
La sorprendente presencia de la doncella,
carente de léxico y expresión alguna
dejó al triste niño, que en la luna
imaginábase sonriendo a la bella.
Su rezagado juicio observó en ella
belleza rebosante y alma pura,
aún cuando acechase la oscura
desilusión, arriesgarse pudo.
Habitáculo de sentimientos
volvióse su corazón,
una creciente pasión
invadió sus pensamientos.
Más, el temor atrás no queda,
al verse, en un Romeo, convertido.
Perderla no quiere, y espera
que su amor sea correspondido,
mas no ciego.
Si llegase entonces a fracasar,
si asíntota fuese su sentir,
Rogará porque ella sepa encontrar
un Quijote que la haga feliz.
Y si lograse ganar su amor,
y si ella supiere amarlo,
fuerza humana no habrá
que pueda separarlos.