De alma profana me acusan
mil bocas por Baco saciadas.
Desdeñan mi amor sin cadenas
fantasmas de alcobas olvidadas.
Como hijo del pecado condenado
por los ausentes padres de los vicios.
Juicio infame de hipocresía vestido
que extinguir la llama de mi pasión pretende
ocultando sus faltas tras impuro velo.
Jamás dejaré de ser de mis campos labriego,
ni habré de humillarme nunca ante farsantes censores.
Seguiré siendo siempre el pecador libre y profano
que por anhelar tus besos fue mil veces condenado.