Sé de odio y amor.
Sé de risas y llantos.
De silencios y cantos
de alegría y de dolor.
Conozco desde el aroma
de una flor en primavera,
hasta la frialdad que impera
cuando el invierno se asoma.
Más de aquella que deseo
conocer cada detalle,
por temor a que algo falle,
no sé más que lo que veo.
¡Cuán cobarde puede ser
un corazón resentido
que aun pudiendo ser querido
tiene miedo de perder!
Bella mujer, si supieras
lo que siento aquí en mi pecho
y lo que en sueños he hecho
para lograr que me quieras.
Solo quisiera decirte
que te amo con locura,
pero, con timidez sin cura,
solo atino a escribirte.