Poemario

La mente acusadora

-¿Y si te dijera que este es el último día de tu vida? Le dijo Mercer a Cornelio.

El prado yacía con la hierba verde y el aire fresco. La última parada del tren dejaba en San Adolfo, lejos de donde se encontraban sin saber la razón precisa Cornelio y Mercer.

Los últimos días habían sido lluviosos, inexplicables.

El ambiente se tornaba apocalíptico. Los ángeles rondan el prado, de los diferentes tipos de triadas.

Los dos lo único que sabían es que estaban en ese bosque, en la cabaña rubicunda y hospitalaria, cerca había un lago, por el que refulgían torrentes de agua cristalina.

 -Te diría que lo disfrutaría al máximo. He aprendido a vivir la vida por fases.

 Mercer cambia de conversación.

 -La última vez estábamos en nuestro departamento, tomando whisky y coñac. Y ahora estamos acá, sorbiendo café.

 -Deberíamos disfrutarlo, cuando volveremos a tener esta oportunidad de estar a solas, hasta desprendidos de nosotros mismos.

 Todo tiene un contexto, una razón de ser, las vidas de Mercer y Cornelio tienen un antecedente. Ellos viven en la ciudad, son oficinistas de tiempo completo. Mercer es competitivo, feroz, independiente. Cornelio es abstraído, libre, espiritual. Son el yin y el yan. Son norte y sur, este y oeste, pero se complementan. Uno no podría existir sin el otro. Mercer tiene una relación complicada con sus padres, Cornelio no los tiene.El último vivió en una casa hogar, el otro siempre tuvo todo, glotón y consentido.

    En la oficina Cornelio es el mejor, es el brazo derecho del jefe.Maximiliano, hecho que Mercer envidiaba desde su fuero interno.Siempre había estado en lado oscuro de la vida, tiene una novia, Margarita, risueña y afable, detrato fácil, que hace que la vida de Mercer sea menos terrible. En cambio Cornelio, no tiene pareja. Está demasiado ocupado en sí mismo. Es el galán de la oficina. La vida en esta, era monótona, rutinaria, pero displicente.

Permitía que Mercer y Cornelio, llevaran vidas desahogadas. Libres de grandes preocupaciones, amantes de la seguridad y la comodidad.

 Habíanse conocido en la casa hogar de monjas, donde Mercer, había ido a caer por errores o circunstancias. Pero no duró mucho antes de que Mercer fuera regresado a sus padres, Manuel y Enriqueta. Los dos de pequeños, hacían planes a futuro, seres ambiciosos.

Mercer soñaba con vivr una vida de ensueño e iba a conseguirlo. Tenía un poco de megalomanía.

               Cornelio estaba más ubicado en sus circunstancias, pero esto no menos cababa sus ganas de superación y dejar atrás esa vida de carencias y penurias. El primero era estable emocionalmente, habíase estado con Margarita, un buen tiempo ya. En cambio Cornelio, cambiaba de pareja, como se cambia un calcetín. Estaba desapegado emocionalmente, su única interacción real, era la cama.



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En el texto hay: poesia, poesiacorta

Editado: 23.06.2022

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