Acostumbrada estaba ella a intentar conquistar la vida
cuando el sol hacia brillar sus pisadas en el camino.
Por causas del Destino, en un día nublado a un hombre se topó.
El la acompaño a casa para evitarle posibles peligros,
pero para ella un peligro tocaba las puertas de su corazón.
Aquel hombre se volvió frecuente en sus días.
Aquel hombre era lo que su alma pedía.
Porque la presencia de chispa esta chica carecía.
Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
"Un corazón necio, dolido pero necio necesita una sanción",
eso dijo el Destino.
Algo le susurraba que no había porque temer,
pero ella no quiso creer, no quiso contemplar, no quiso entender, no quiso aceptar.
Ese hombre lo trajo el Destino, el Destino le trajo un amor reparador.
Luego de tanto dolor, de tantas lágrimas secándose en el vacío,
su capítulo en la vida volvía a tener color.
¿Podrá ella extender su mano para ese hombre?
¿De su boca palabras cálidas revelaran lo que en ella se esconde?
Solo el Destino pudo hacerlo.
Un acto perfecto con consecuencias honestas.
Su corazón abre la puerta para ese hombre en este momento.
Lo que pase después lo dirá el tiempo.