En la oscuridad de su alma herida,
la chica sufre y se siente perdida.
El dolor la consume, no encuentra salida,
anhela el descanso, anhela la partida.
Sus lágrimas caen como lluvia sin cesar,
el peso en su pecho dificil de soportar.
El sufrimiento la envuelve como un manto,
y la idea de morir se hace constante.
Pero en cada latido, hay una esperanza,
un rayo de luz que rompe la tempestad.
Aun que el camino sea duro y sombrío,
la vida aún guarda momentos de alegría.
No estás sola, querida amiga mía,
busca apoyo y ayuda en tu agonía.
El dolor puede ser superado,te lo digo,
y encontrarás razones para seguir con el abrigo.