Celos a una piedra.

No siente, no se mueve, solo está allí. Estática. 
No sufre, no se conduela, no llora, solo está allí. Viendo el tiempo pasar.

Cuando caminas te tropiezas con ella y la maldices, pero ella no lo nota, solo sigue ahí, donde tu pie la ha dejado.

No tiene sueños pesados, no tiene largas jordanas de trabajo, no sabe lo que es decepcionarse, solo está ahí. En un lugar solo por estar.

No piensa muchas veces en que puede ser menos, que si se encuentra con otra compañera ésta podría hacerle daño de alguna manera, no tiene cerebro, así que no piensa, no ríe, pero tampoco llora.

Se mantiene fiel a su posición sin flaquear, a menos que alguien la mueva, sin embargo nosotros, debemos movernos aún sin querer.

De gota en gota se le hace un hoyo a una piedra, ¿pero cuantas serían esas? Porqué ya de la primera, un humano se sentiría agobiado.

No tiene preocupaciones, lo que a nosotros nos sobra, no tiene ansiedad, lo que a nosotros podría parecernos el pan de cada día.

Debemos seguir, a pesar del dolor, a pesar de las desiluciones... que muchas veces produce nuestra propia mente, pero nunca podemos estar estáticos, eso sería morir lentamente.

No importa que tan grande sea el problema, que tan cerca pueda estar, que tan prolongado lo hayas vivido, aunque sea paso a paso deberás afrontarlo, para nunca quedarte estético.

¡Qué envidia da aveces ser una simple piedra! no sentir nada, aunque sea un minuto, dejar las malas vibras y el sufrimiento atrás, tener la libertad de quedarse allí. Sin hacer nada.

Dejar que la brisa nos lleve, que los malos comentarios en realidad no nos afecte, no sentirnos menos, no tener ansiedad.

Pero eso sería imposible, solo nos queda ver el lado bueno.

Tenemos cerebro, muy poderoso por cierto, podemos disfrutar pequeñas cosas, amar, y aunque eso pueda producirnos dolor muchas veces.

Cuando puedas reír, hacerlo con todos los dientes y hasta que te duelan las costillas, por que si tenemos malos momentos, hay que aprovechar los buenos.