En mis sueños ella se sienta a mi lado
y apoya su cabeza sobre mi hombro,
me cuenta cómo estuvo su día
mientras yo me pierdo en el sonido de su voz.
Y jugamos como dos niños pequeños,
mientras todos nos miran reímos sin razón.
Y la miro como mira un hombre enamorado,
y entonces sé que ella está sintiendo lo mismo que siento yo.
En mis sueños ella es mía, mía y no existe nadie más.
Pues vivimos en un mundo imaginario,
un mundo protagonizado solo por ella y yo.
En mis sueños ella me mira y me sonríe, en mis sueños ella sabe quién soy.
Entonces la abrazo y ella me abraza, y veo en sus ojos amor.
Caminamos tomados de la mano por calles, también imaginarias,
pues todo no es más que una fantasía proyectada por mi desesperación.
Luego aprieto con fuerza su mano dentro de mi mano,
entonces siento en mi interior algo parecido a la felicidad.
Y la sigo mirando como mira un hombre enamorado,
y quisiera que aquel momento no terminase jamás.
En mis sueños yo la amo y ella me ama,
y mi alma se inunda de emoción.
Pero es justo allí cuando despierto y no me queda nada,
pues todo no fue más que una fantasía proyectada por mi desesperación.