Poemas y cuentos

Erase una vez

Por qué,  la mayoría de relatos empiezan con:
“érase una vez”  

o, ¿será esa la mejor manera de comenzar una historia?.

¡a la mierda con esas frases cuadriculadas!.
Lo que hoy  contaré es algo real.
"«Tan real como el dolor,  tan real como la muerte, tan real como la vida misma»".

Dennis  virot,    o "«devriot» como lo llama albertini el viejo cocinero del restaurante.
descansa  luego de almorzar.  carne de cerdo en salsa agridulce, un poco de arroz blanco y patatas. 
El cuarto  o,  cocineta  de alimentos disipaba un ambiente tranquilo.  Él reposa en un banco de madera con un  pequeño espaldar que cubre solo una pequeña porción de su cuerpo.
recupera energía para continuar el día de labores en el restaurant. 
Dos metros delante la puerta, estaba  el  patio  que  dejaba ver algunas plantas y árboles adolescentes, de no  más de uno o dos años.
Tras ellos un muro de piedra roja;  Con  orificio de no más de veinte centímetros a lo ancho y  largo del mismo,  sin nada particular. Se alcanzaba  a observar  movimiento en el pequeño hoyo,   
-- ¡Es una rata! -- 
dijo Dennis en voz baja.
 Y  recordó que las ratas hacen sus nidos en el suelo la mayoría de veces, no, a un metro  del suelo en un muro de piedra roja. 
Algo  asomaba por momentos. 
Su  vista no podía distinguir los rasgos de aquel animal curioso.

(Con el pasar de los años, muchas cosas se van perdiendo en el proceso de vida, entre ellas la visión).

La curiosidad lo hizo buscar sus lentes, que a pesar de muchos rayones y añadiduras de cinta, funcionan bien.

Pasaron unos segundos y allí estaba de nuevo la pequeña figura, observando en un rincón del hoyo.
Dennis,  Acomodó sus lentes y .....

 -- ¡mierda, no es verdad! --

dijo en voz baja, un poco asustado.  Era un pequeño rostro de mujer el que asomaba en el rincón  del  hoyo. 
Cabello rojizo y ondulado, tés blanca, con facciones muy definidas. Y esos labios tan pequeños y bien formados que por un segundo  despertaron gran atracción en Dennis.  la que nunca habria sentido por una mujer de tamaño normal. 
El cerebro le saltaba de asombro, miedo, ansiedad.
sí.
pensaba en la locura. Y recordó haber tomado sus medicamentos.
¿será que estoy a un paso de perder los estribos? 
Pensó Dennis respirando con dificultad, agachándose.
Sacudío con fuerza su cabeza y seguío acercándose, el olor a humedad y, plantas frescas, mejoró un poco su ansiedad.
 Se acerco despacio. 
-- « Hola » --
Pronuncia Dennis estirando un poco el brazo.  
La  reacción de la pequeña fue llevarse las diminutas manos, a sus diminutas orejas.  Dennis pudo darse cuenta que su voz era como oprimir la bocina de una tractomula en esos pequeños oídos.

-- ¡disculpa! --

 Pronunció Dennis en tono más bajo, levantando un poco sus manos.
Ella, fue quitando las suyas de sus oídos. 
Y  miraba con respiración agitada. 
Un traje de hojas verdes cubría el pequeño y  esbelto cuerpo.
¡Era hermosa!
¡Tanto! 
¡Que en ese momento, dennis maldijo por no ser pequeño!
¡Por no tener el tamaño de un ratón!. 
Y desprenderse de  este mundo desolado y triste en el que vivía, y, poder  vivir en ese pequeño hoyo, de ese pequeño jardín, Con esa pequeña mujer.
El día había terminado y daba paso a la noche ennegrecida.
y brotaron  de la tierra  y de otros lugares, otras diminutas mujeres no tan hermosas como la primera.
Facciones guerreras, cuerpos macizos y luchadores,  mostrando  sus armas puntiagudas que brillan con la luna.

"Dennis nunca regreso a su  trabajo" .

La noche era tan oscura que parecía azul, las estrellas parpadean con cada deseo humano, con una sonrisa infantil, con un amor perdido, con un encuentro inusual.  
Y así se cuenta y se vuelve a contar, este pequeño relato de nunca acabar.




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