Mi horario se adaptó, de manera que cada número que marca el reloj, es una aventura más en la que me encaminó por los círculos del infierno. Cada escalón por el que deslizó mis pies con desobediencia, los observó, y aquel síntoma que siempre persiste en mi ser y alerta a mis sentidos, para refrescar las cienes, se evapora entre tanto bochorno que emite este intenso viaje de "devoción por ti". Las excursiones son: cortas, pero intensas, reactiva doras de vivencias saboteadas por mi psique, pero auto destructoras de mi sensibilidad, de hermosas naturalezas y firmamentos, pero horroroso en olores y frutos. La "salida", no es clara, la entrada es rutinaria y exacta, pero él exilió de esta tierra es impreciso, como lo fue nuestro paseo amoroso. "Escapar", si es que lo puedo demarcar con aquella expresión, ya que sé que no escaparé, hasta que otro ser me entierre en otro infierno. Solo al escuchar el recital de canto de tu voz, al interpretar la melodía exacta de aquel poema, me abre paso al camino de la escapatoria de este interior deforme, horripilante, inhóspito, bello, rodeado de muerte y vida.
Rompo el ligamento de aquel portal, y nuevamente me encuentro en un infierno más putrefacto, pero, rodeado de demonios.
"Me felicitaste con la tierra perfecta de tu cuerpo, me saciaste con los fructíferos frutos de tus besos, me otorgaste los permisos de navegar por los confines carmesís de tus ojos. Y me castigaste con el infierno".
Editado: 06.03.2023