En el rincón olvidado de los recuerdos,
donde las sombras se entrelazan con la bruma,
las palabras se desvanecen como hojas secas,
y los suspiros se pierden en la penumbra.
Las lágrimas, como perlas de tristeza,
caen, y el viento susurra secretos de despedida.
Los versos, como ramas quebradas, se inclinan,
y los corazones laten al ritmo de la añoranza.
Así, en este instante de silencio y nostalgia,
te regalo este poema, tejido con hilos de melancolía.
Que encuentres en él un eco, una ausencia,
y la certeza de que los recuerdos nunca se desvanecen.