Pensamiento por la noche

"Y adónde vamos cuando no queremos estar en ningún lado"

A veces no hay frase más exacta que esa. Querer sentir ser amado y no encontrarlo por ningún lado. Es entonces cuando piensas que lo has probado todo: ser fiel, respetar, amar, darlo todo; y finalmente darte cuenta que no funcionó de mucho.

La filosofía de muchas personas es: entre peor te portes con una persona, más te querrá. Yo no soy de esos, siempre diré que cada quien ofrece lo que tiene, y sencillame no puedo dar de lo que no tengo. No hay espacio en mí para la venganza, para desquitar con otra persona lo que nunca me hizo, ni para hacerme la gran cosa para humillar a nadie.

Ya tengo 29, y hasta el día de hoy sigo soñando como aquel niño de doce años; de encontrar a esa persona a quien darle todo mi amor, tomarle de la mano y salir a caminar, viendo las estrellas, mientras de lo profundo de mi corazón decirle ¡te amo!. Extrañamente cada vez lo veo más lejano, imposible.

Hay personas que dicen que es terrible amar a alguien que te haya roto el corazón, se bien lo que se siente. Y aunque parece tonto, he comprobado que duele más no tener a quien amar.

La noche ha llegado, y he pensado en métodos que me quiten la nostalgia, que me den momentos de lindas fantasías sobre planetas y constelaciones, entre combinación de nebulosas. Todo se desvanece al despertar a la realidad y vuelvo a estar triste.

Quisiera cobijarme del frío, pero ya ni ese existe, quisiera ocupar mi mente en el calor sofocante de una isla, pero los mosquitos logran a medio captar mi atención, y cuando la tecnología no está a mi alcance, el canto de ellos es lo único que oigo.

Ya no sé si escribirle a esa persona imaginaría,  esa persona que espero algún día llegue a mí. Pero por si acaso existes, aquí en mi soledad te seguiré esperando.