Dicen que el infierno esta pavimentado de buenas intenciones y esas buenas intenciones son siempre mentiras, que no te engañen esas palabras dulces porque ya estando en tu cabeza son tan agrias que asfixian y en más de una ocasión te harán llorar.
Pesan los recuerdos, especialmente aquellos que no podremos formar, me duelen las canciones que hablan sobre amores, ese tipo de amor que te pude sembrar.
Sigo pensando que soy una tonta, tal vez vos también lo pensarás pero, esta tonta te pudo querer toda una vida, pues en menos de un mes ya anhelaba tus ojos, tu risa y tu voz.
Ganas me sobran de aniquilar tu recuerdo y hacer de cuentas que nunca estuviste aquí empero, son tantos los muertos que llevo sobre mi espalda que el cansancio me supera y no te me sales del corazón.
Fue tan grande tu desinterés desde el principio hasta el final, sin embargo, no te culpo el amor es un sentimiento que no se puede forzar. Estos son los versos y las prosas de mi despedida, aunque no te importe hasta el punto de no leerlo jamás.
Mis últimas palabras son una advertencia “no te vuelvas a enamorar” ya que, a partir de hoy sentirás como falsos y secos todas las palabras y caricias ajenas, por siempre pensarás en mí, en voz baja susurraras “ella que me quiso tanto, fue a ella a quien no supe amar”.