El destino tiene todo al revés,
Hace de las suyas una y otra vez,
Primero me lleva hacia el cielo,
Y luego me arroja contra el suelo,
Se ha vuelto muy frío y distante,
Con actitud burlona y arrogante,
Con bellos episodios en lo eterno,
Otros completamente en el infierno,
No se admiten berrinches ni quejas,
No le agrada arquear las cejas,
Para hacer notar su verdadero poder,
Pero lo hará, pues ese es su deber,
Los sentimientos son válidos,
Con sonrisas y abrazos cálidos,
Que demuestren lo que somos,
Ante todo sólo seres humanos.