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Jimin miraba con sus ojos en forma de corazón a la persona que escribía en la pizarra. Suspirando con gusto en intervalos de tiempo y bajando su cabeza cuando su maestro daba la vuelta para dar una mirada panorámica a todos sus alumnos, y él, tan tímido, huía de ello.
Tratando de no temblar, agarró sus lápices forrados con láminas de colores y decorados en la punta de su grupo favorito. Sacando unas cuántas hojas de tonos diferentes para empezar a copiar la clase. Escribiendo, dibujando y subrayando todo lo más ordenado y bello posible. Todos sus cursos estaban hechos con la misma dinámica y dedicación, ya que al ser ese guapo pelinegro, su tutor. Tenía que dar una buena imagen de chico organizado y responsable.
—Quiero que pasen sus hojas de atrás hacia delante, voy a revisarlas y dárselas a más tardar en la salida.
Jimin parpadeó confundido cuando puso el último punto de la clase, notando recién una hoja en blanco al lado de su cuaderno y una serie de preguntas escritas en la pizarra.
Otra vez se había pérdido tanto en las acciones de su profesor como para perder una práctica de la clase.
Tomando la hoja en sus manos y copiando las preguntas, trató lo más rápido que pudo en responderlas a tiempo, mientras que todos pasaban sus prácticas ya finalizadas.
Bufó con pánico cuando vió que su lapicero ya no tenía tinta.
Con apuro buscó en su mochila cualquier bolígrafo que pintara, ya que lo importante en ese momento, era terminar las preguntas.
Sonrió en grande cuando halló una, girando en su asiento contento para proseguir pero, siendo interrumpido por un carraspeo que lo hizo alzar su mirada de su práctica hacia la presencia de ese hermoso omega que tan tonto lo traía.
—Señorito Jimin..— dijo con un leve fruncimiento de nariz, mirandolo acusador junto con todo el resto de la clase.—..ya todos han entregado su práctica ¿Qué ésta esperando para hacer lo mismo?.. ¿acaso no ha hecho nada?
Jimin sintió sus mejillas quemar de la pena y sus ojos aguarse en sus extremos. Apartó inmediatamente la mirada avergonzado cuando escuchó las risas mal disimuladas resonar a su alrededor.
—¿No piensa decir nada al respeto?—
Apretando sus puños en su regazo, el pelinegro dejó salir una palabra en un suspiro, ocasionando solo que las risas aumentaran y su profesor suspirara frustrado.
—Vocalice, señorito Jimin, usted ya no es un niño.
Con sus labios temblando de los nervios, Park solo se dispuso a hacer lo que siempre hacia cuando la presión era demasiado para él. Transmutar a su forma animal.
—No otra vez, Jimin...
Murmuró Yoongi con cansancio al ver a su alumno desaparecer de la nada y dejar en su lugar, a un adorable pollito de plumaje amarillo.
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Las quiere
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Fran♥