Me desplazo sigilosamente por el pasillo, evitando encontrarme con el profesor de educación física, soy la primera en entrar al salón; como de costumbre, los demás casi siempre llegan cinco minutos después de que comience la clase. La profesora de química entró, agonizando como siempre.
— ¿Y los otros caballeritos?— me preguntó entrecerrando los ojos, para poder verme. Me encogí de hombros en respuesta.
Ella suspiró levemente y se sentó. Mis compañeros empezaron a entrar poco a poco al salón, no pude evitar arrugar la cara cuando pasó Andrés, es un idiota, si sigue así pronto encabezará mi lista negra, él me vio. Me volví a la ventana para no verlo, los árboles son mucho mejor que un adolescente haciendo muecas como un niño de preescolar.
— ¿Te duele?— una mano fría rozó mis moretones con escrúpulo. Voltee; Larry.
—No —respondí secamente.
—Parece que duele—insistió.
—Pues no es así—repliqué.
—Que hostil—masculló, chasqueando la lengua.
—Que entrometido—imite su gesto. Él enarcó una ceja.
—Sólo trataba de ser amable...
— ¿Te lo pedí?—pregunte mordazmente, creo que me pase un poco.
— ¡Increíble! —Exclamó ofendido, como para sí mismo—¿siempre eres así? Ya entiendo porque te hicieron eso—juntó sus cejas y apunto con la cabeza mis brazos cuando se refirió a "eso". Esta vez él se pasó. La sensación de odio en mi estómago volvió.
Un momento, lleve mis ojos lentamente a "eso". Mis labios se abrieron ¡mierda! Mis moretones se encuentran expuestos, se me olvidó por completo ponerme la chaqueta; que descuidada ¿de qué sirvió todo el espectáculo?, ¿de qué sirvió toda la cautela?, ¿de qué sirvió darle gracias al estúpido este? Suspire internamente, la única estúpida soy yo.
— ¿Podrías evitar hablarme?—irrite—y creo que esta demás decir que tocarme también está prohibido—alce el brazo.
—No puedes prohibirme nada—dijo divertido.
Enarque una ceja petulante a manera de reto, diciendo con el gesto "¿No?". Él sonrió más ampliamente en respuesta, como burlándose de mí.
—En serio que eres increíble—carcajeó—por cierto ¿esto no está prohibido en el liceo?— preguntó con credulidad fingida mientras alzaba mi brazo.
Mis facciones se endurecieron con sus palabras ¡idiota arrogante!, acepto mi culpa; fui yo la que usó este método la última vez-y no término bien-, aceptare mi derrota.
—No me toques—pronuncie lentamente, mi orgullo volvió a estar en el suelo... un momento ¿desde cuándo tengo orgullo?
Me volví a la ventana a la cual nunca debí separarme, no quiero ver la expresión de Larry ahora, una sonrisa triunfal es lo último que quiero ver hoy ¡prefiero ver a Andrés haciéndome muecas!
Al sonar el timbre me espabilo, sinceramente no logre entender media palabra de lo que dijo la vieja loca. Bostece, por culpa de la directora probablemente tenga que repasar el libro de química. Veo a la profesora salir a duras penas del salón, sinceramente la directora se pasa; la profesora de química tiene mínimo mil años ¡incluso esta jubilada!, ¿no es demasiado? Entiendo que esta cobre menos pero ¡por Dios!, esa mujer le pudo dar clases a mi abuela, tiene problemas visuales, auditivos y sinceramente creo que le faltan unos cuantos tornillos. Sacudo la cabeza, no es mi problema. Cojo mi bolso y salgo rápidamente ¡muero de hambre!, el pan de esta mañana ya paso a mejor vida.
Saliendo del liceo veo a él profesor Felipe, perfecto; lo que faltaba. Empecé a cojear, nunca se sabe. Al él desaparecer de mi vista la intranquilidad abandona mi cuerpo, me pareció jodidamente raro que no le mencionara nada a la directora, también me pareció súper extraño que haya caído en la estupidez de la enfermería. Sonreí, al parecer ningunas de las personas que me rodean son normales.
Saco mi libro de química del bolso; no tengo tiempo que perder ¡esos metaloides no se estudiaran solos!, puedo leer y caminar al mismo tiempo. Cruzo la esquina.
—B: Boro... Si: silicio... As: arsénico... Ge: germanio...
A mi cabeza llego el nombre de George y se quedó allí. Sacudo la cabeza y nada, ¿Qué demonios?
—B es igual a boro, Si es silicio, As es arsénico, Ge es ¿George? —sonreí ante mi respuesta, al parecer los metaloides tendrán que esperar; no puedo concentrarme.
Guarde el libro en mi bolso, parece que a George le gusta hacerse notar.
"¡Que recuerdos!" sonó en mi cabeza. Sonreí con credulidad, mi subconsciente esta melancólico ¿estaré en mis días? Quiero llegar rápido a casa, mi estómago está al borde, hablando de casa ¿estarán ya en su casa?, debo recordar visitarlos pronto. Sola. No creo que mi padre quiera ir ¿o sí?... hablando de mi padre, siento que me falta algo; aparte de mi dignidad y orgullo. Me detengo en seco.
Reviso mi bolso para ver si falta un cuaderno o algo. No, están todos. Me quedo mirando a la nada, el sentimiento de ausencia roza mi piel, como un viento helado. Frio. Mucho frio. Bajo la mirada.
¡Mi chaqueta!
¿En dónde carajos tengo la cabeza?, es decir, ¡es la segunda vez que se me olvida hoy! Bufé, sabía que me faltaba algo ¡que tonta!, ¿Dónde la habré dejado? Ah; los vestidores, tendré que devolverme. Suspire con pesadez, ve el lado positivo Kendall, tus sentidos sirven a la perfección.
Mi cara de culo no es normal, frente al liceo debato mi situación con el portero, a regañadientes me deja entrar ¿son cosas mías o el portero también me odia? Entro en los vestidores y empiezo a buscar.
Qué raro, no está aquí ¿la habré dejado en el salón? No, en el salón no la tenía... ¿o en la cancha? No, en la cancha no la pude haber dejado; allí no permiten llevar chaquetas, entonces ¿Dónde?, debería estar aquí...
Deambulo por el liceo, busco en los lugares que descarte anteriormente, le pregunto a las señoras que limpian, a los escasos profesores que encontré y a la directora. Nada. Nadie la ha visto. Me recosté en la pared; exhausta, más que exhausta decepcionada ¿Cómo pude perderla? Mi labio inferior empezó a temblar. Sacudo la cabeza y decido dar otra vuelta, ¡debe estar por ahí!