Hacerme un legrado.
Eso fue lo que sugirió la directora del centro luego de enterarse de mi embarazo, de todas formas, había tenido recientemente una amenaza de aborto por no haber tenido los cuidados adecuados que mi caso y edad ameritaba, a pesar de regentar un orfanato, ellos no estaban de acuerdo en hacerse cargo de esa criatura.
Empuñé las manos fuertemente y algunas lágrimas se deslizaron por mis mejillas porque, contrario a lo que cualquiera pudiera decir u opinar, el ser que crecía y se nutria de mi era mi bebe y desde ya lo amaba, ellos no me lo podían quitar.
El medico noto mi expresión.
—Lo mejor es que continuemos esta charla en mi oficina.
Le sugirió a aquella mujer, quise decir algo, pero la mirada que ella me lanzó silenció en el acto cualquier intento de réplica, dejé que se marcharan y rato después ella ingreso de nuevo al cuarto informándome las nuevas noticias.
El procedimiento se realizaría en tres días.
-Y no creas que te has librado de la reprensión, —me espeto con dureza—apenas regresemos a la casa hogar te recordaré porque los niños no deben realizar ciertos juegos.
Dicho esto, abandonó la habitación.
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Editado: 14.10.2020