Los días pasaban con lentitud y mi desmemoria era notoria, cada vez me sentía y veía peor y de un momento a otro todo cambio.
El día en el que estaba programado el procedimiento el medico ingresó, informándome que me habían dado el alta luego de hacerme otra revisión minuciosa.
—En un rato vendrán a retirarte el suero, dijo anotando algo en su planilla, la señora Martínez enviara a alguien por ti.
—¿Y el legrado?
Pregunté confundida y algo nerviosa
Él por primera vez fijó su mirada en mí.
—La señora Martínez llamo anoche e informo que ya no se haría el procedimiento, —suspiró— sigo pensando que un embarazo a tu edad es riesgoso además de innecesario y lo mejor sería el legrado, pero ¿Quién soy yo para decidir?
Dicho esto, volvió su atención a su planilla y minutos después, después de desearme suerte abandonó la habitación.
Momentos después entró una enfermera que me quitó el suero además de ayudarme a vestir.
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Editado: 14.10.2020