Mis sentidos se agudizaron, se alinearon perfectamente para captar cada superficie, cada objeto, cada persona que se encontraba en este lugar. Lo primero que observe, fue a una mujer adulta, de hermoso y largo cabello azabache, de prominente estatura y de pálida piel. Esta me observaba con sus grandes orbes plateados, regalándome un inexplicable ceño fruncido.
---¿Acaso eres sorda niña?
Sus palabras me llegaron rápidamente, ladee la cabeza, su acento me cautivaba, me envolvía y embobaba, era musicalmente curioso, jamás escuchado.
Volví a inspeccionar el lugar, con un poco más de agudeza, se veía normal, lo gracioso fue que me recordó a mi propio cuarto, quizás un poco más grande y más lujoso, pero en general llegaban a ser casi iguales. ¿Así se veía el más allá? Al parecer trataban de hacer un replica casi exacta de donde habitabas antes. ¿Así se sentía estar muerto? Instantáneamente levante mis manos, seguían cubiertas de sangre seca, mire mi ropa, seguían portando aquel vestido, por inercia lleve mis manos a mi cuello lo palpe lentamente buscando aquella mordedura, ahí no se encontraba ni se sentía nada.
----¿Acaso me estas escuchando niña?,¿Acaso sufres de algún retraso?, ¡Por los cielos no!, no me digas que eres defectuosa--- Zapateo.
Al terminar le mire, entonces había muerto, y me encontraba en algún lugar, siendo recibida por un ¿Ángel? O quizás por una encargada.
---Perdone, el morir puede dejar a cualquiera en estado de shock o en su defecto un poco confundido.
La mujer negó rápidamente, levanto las manos en señal de frustración, aquel ser era realmente extraño. ---Morir. Realmente eres más tonta de lo me temía--- Se fue acercando---- el joven amo realmente estará furioso.
¿Joven amor? Entonces en este mundo había un amo que es joven, sinceramente cada vez entendía menos.
----Emm, disculpe, no le estoy entendiendo, ¿Luego de morir debemos ver a amo que es joven?
----Estúpida humana--- macullo
Aquella mujer me desconcertaba, me confundía, me cambiaba todos aquellos conceptos que tenía hacia los ángeles e incluso hasta de los pude llegar a imaginar. En ese momento llegue a pensar que el joven amo era quien me llevaría al lugar donde pertenecía. Puesto que mi madre siempre me decía que los sacrificios iban a lugares diferentes, no se les permitía estar en el mismo sitio que una persona normal, dándome a entender que nunca la volvería a ver.
---- Estoy lista--- toda mi vida fui preparada para esto, me enseñaron a no llorar y a no amar a quienes estaban conmigo por instantes, pero, a pesar de eso no hice caso, ame y llore como cualquier persona normal--- Realmente no sé cómo deba llamarla, o lo que usted sea, tampoco me interesa, simplemente me siento lista para pasar al otro mundo.
Finalizado mi discurso me levante de la cama, me estire un poco, alzando mis brazos y posteriormente bostezando. No le di importancia a mi apariencia, ya que en este momento era lo menos que me interesaba, además estaban acostumbrados a ver cientos y cientos de personas.
La señora me volvió a mirar esta vez con detenimiento, y luego mira hacia arriba con desesperacion---Paciencia es lo único pido---susurro casi para sí misma.
----Vamos niña, vamos--- me comenzó a empujar--- debemos presentarte, ya te has tarda dado más de lo necesario y lo menos que necesitamos es que los hagas esperar más, vamos---- me siguió empujando y arrastrando--- vamos antes de que pierda la poca paciencia que me queda y termine mandándote hacia ese mundo del que tanto hablas.
Comenzamos a cruzar el amplio pasillo, este contenía inmensos cuadros de lobos de todos los colores, blancos, negros, marrones, combinados, con pintas, unos carmesí entre otros. Aquella persona que diría el lugar tenía un extraño interés, afición por los lobos, tanto así que llegaba a rayar la locura. Me imagine a las personas vestidas con pieles de lobos, con máscaras y garras. Intentado comportarse como ellos. Sacudí mi cabeza, estaba llevando mi imaginación demasiado lejos.
Dejamos de avanzar, aquella mujer me llevo a un lugar con demasiado ruido e intensa luz, donde se podían escuchar aullidos y gruñidos, donde mis sentidos se intensificaban donde todo era posible.