Capítulo III:
Presente.
Tengo que superarlo, realmente tengo que avanzar y llenarme de valor para entrar a la academia. Yo siempre me sentí muy feliz estando allí, no tenía por qué sentir tanto pánico por entrar.
Academia de Música: Dulce Melodía.
El letrero se exhibía como una inofensiva invitación que a mí no me parecía de ese modo, entrar allí era como echar un poco de sal a mi herida aún en proceso de cicatrización. Allí Arick y yo habíamos tenido momentos que jamás olvidaré.
Tiempo atrás entrar allí era tan sencillo para mí como respirar, era tan agradable que no podía faltar ni un solo día y ahora me costaba.
Suspiré y entonces coloqué las manos sobre la puerta, volví a inhalar y entonces la empujé.
Todo seguía tal cual como lo recordaba, de fondo habían diferentes sonidos producidos por estudiantes que practicaban, también algunos alumnos hablaban animadamente en lo que era una especie de recepción y justo a unos metros de mí, hacia la derecha, se encontraba la dicha recepción donde Jane esbozaba una sonrisa junto a Darla, la secretaria.
Ella no dijo nada mientras se alejaba del escritorio y se posicionaba derecha esperándome con las manos unidas sobre su pecho. Tenía una sonrisa melancólica y sus ojos llenos de alegría.
Yo aún seguía estática procesando todo.
—Estás aquí, has venido, realmente has venido —su voz subió algunos tonos por la emoción.
No la culpaba, yo era lo más cercano a una familia que ella tenía y no había venido a su academia, la cual era lo más importante que tenía y a lo que había decidido aferrarse. Yo en cambio no había querido pasar por aquí desde hace ya seis meses cuando él... me dejó.
—No podía seguir retrasándolo —dije suavemente mientras avanzaba hasta ella.
—Todo estará bien – me abrazó —, ya verás cómo vas a lograr superarlo.
Preferí no responder, simplemente correspondí su abrazo. Me tenía cansada que todos me dijesen que debía superar a Arick por lo obvio. Pero él era realmente importante para mí, ¿cómo esperaban que yo lo dejase en el pasado con tanta facilidad? A penas han pasado sólo seis meses.
—Supongo que quieres visitar tu sala —habló al separarse de mí.
Asentí de inmediato, obligándome a mi misma a aceptar antes de que todo mi cuerpo hiciese caso a lo que mi mente quería hacer: correr lejos de allí.
Porque dolía, dolía estar en un lugar donde él y yo pasamos gran parte del tiempo, donde al fin se sentenció que estaríamos juntos.
—Quizás esto te siente mejor de lo que crees —añadió mientras acariciaba mi cabello.
Miré hacia un lado y entonces alcé la mano en modo de saludo.
—Hola, Darla —sonreí —, hace mucho tiempo que no te veía.
Ella correspondió esa sonrisa, no sé si era mi idea pero se veía emocionada.
—Este estudio no era lo mismo sin ti —expresó rodeando el escritorio —, lamento lo que sucedió, solo espero que puedas volver a ser tan feliz como cuando él también estaba aquí.
Acepté su abrazo.
—Amén a eso —me separé de ella —, ahora, vamos antes que me retracte —me dirigí a Jane.
Esta asintió de inmediato y colocó su brazo sobre mis hombros.
—Vamos a ello.
Jane me llevó a través de los pasillos, guiándome por el camino que yo conocía de memoria y que podría recorrer con ojos cerrados.
Quizás estaba exagerando y esto no sería tan doloroso como pensaba, después de todo, yo tenía una vida antes de Arick donde venía a este lugar a practicar y aprender más a tocar el piano y el arpa. Que él y yo hayamos tenido buenos momentos aquí no tenía por qué significar que dejara de venir por su ausencia.
Fue entonces que la puerta se hizo presente frente a mis ojos, habíamos llegado y me daba la impresión de que nadie había utilizado la sala en mi ausencia.
—Voy a dejarte sola, si quieres —dijo Jane como si tuviese miedo de espantarme.
La miré durante unos segundos.
—Sí, creo que necesito un momento para acostumbrarme.
—Tú puedes, hazlo por Benjamin, él quisiera que continuases con esto —abrió las manos como refiriéndose a la música.
Ella era la única que solía referirse a él por su primer nombre, bueno, ella y su padre.
—Lo intento —fue todo lo que respondí para dejar mi mirada fija en la puerta.
Di un paso al frente, dispuesta a abrirla cuando Jane habló:
—Estaré en la recepción por si me necesitas.
Vi cómo daba la espalda y de nuevo me concentré en llenarme de valor. Respiré profundo y me golpee mentalmente a mí misma, no podía seguir así.