Markus Powell
-Buenos días Kate-saludo mostrándole una sonrisa cansada
-¿Señor Powell?-dijo sorprendida, supongo que por mi aspecto, el cabello despeinado, barba descuidada y ojeroso, una semana fuera, no me sorprende
-No te burles de mi desgracia-me apoyo en su escritorio
Kate me inspecciona con la mirada, escudriñando hasta el más recóndito lugar de mi cuerpo, de arriba a abajo y de lado a lado
-Entonces es cierto-Kate levanta las cejas haciendo que danzen sobre su rostro pálido
-¿Qué?-
-Las niñas lo tienen al borde de la locura ¿No es así?-
Suelto una sonora carcajada, a veces quisiera ser uno de mis empleados, los rumores -Como bien dice mi madre- son lo mejor de este mundo
-Tienes razón, un poco más y tendrás que internarme en un psiquiátrico-Kate ríe por lo bajo antes de pasarme el iPad donde está "nuestra" agenda
-La junta privada con el señor Aarón, a las nueve, la charla con el personal de economía, a las diez y media-Mencionaba lo que tenía que hacer en el día, señalando las tareas con el lápiz digital que tenía en las manos, mientras nombraba de forma memorizada cada una de las tareas
Luego de una pausa, la que creo fue para tomar aire, prosiguió
-La reunión privada con los ejecutivos americanos, once en punto, y a las cuatro en punto ¿Búsqueda de niñera?-hace una mueca leyéndolo otra vez
-¡Oh! Fue mi madre, está empeñada en que necesito una niñera ¿No es una locura?-Me barre con la mirada nuevamente con una mueca de ¿desaprobación?
-Lo siento señor, pero estoy con la señora Powell está vez, ¡Mirece!-Kate me pasó su polvo compacto abierto en la brecha del espejo alarmada
Rio un poco antes de cerrar el contenedor, devolverselo y ver el reloj de muñeca que llevo
-Ocho cuarenta, debo irme-Recojo el portafolios del suelo sonriendo
-¡Considerelo!-Gritó cuando ya estaba atravesando la puerta de mi oficina
Me volteo hacia ella sonriendo-¡No lo haré!-Respondo de vuelta, cuando ríe me volteo nuevamente y entro en la oficina con el ánimo a tope
Me gusta estar así, de buen humor a pesar de haber tenido una noche de porquería
-Ya estamos grandes papá, somos casi adultas-Se quejó Mady
-Si papá, leenos un libro de adultos- Le siguió Melody
-¿Qué quieren que les lea?-Me rendí recostandome en el suelo alfombrado de la habitación
Melody sacó de debajo de su almohada uno de mis libros "Cambia el chip /Como afrontar los cambios que parecen imposibles" unos de los primeros libros que leí en la carrera
-¿Cómo lo encontraron?-
Las dos se miran traviesas, sin embargo no me dicen nada, sólo se recuestan esperando que se los lea
Me siento en la silla giratoria con una sonrisa plasmada en el rostro, cojo el marco plateado de mi escritorio, mostrando eminentemente la foto enmarcada
Ya tendría que cambiar esa foto
En ella posabamos las niñas, Olivia y yo con la ropa del mismo estampado de colores pasteles
Toco la foto con cierto repelús y de un movimiento rápido la volteo contra la mesa
El choque produjo un ruido, próximo a eco en en la oficina, mi ánimo se quebró con tan sólo pensar en ella, en Olivia, suspiro para sacar ese pensamiento
No la necesito, ellas me tienen a mi
Esas eran las palabras de "aliento" que me daba cada que recaía sobre aquel no-olvidado recuerdo
Sólo tengo que evitar tocar el tema y ya esta
-Señor Powell la sala de juntas está lista-Kate asoma la cabeza por la puerta
-Gracias-
Ella cierra la puerta, me levanto de la silla y camino hacia la mencionada portería
~7 horas después~
-Fue un placer hacer negocios con ustedes-sonrío deshaciendo el apretón de manos para sentarme nuevamente en la silla
-El placer es nuestro señor Powell-dice con un acento americano al que ya me había acostumbrado
Termino de firmar el contrato pasando una rodilla por encima de la otra, dejo la pluma sobre la mesa de madera y de inmediato Karl coje el documento para fotocopiarlo
No es la primera vez que compramos una empresa para agrandar la compañía, pero si es la primera vez que compramos en el occidente medio, nos la estamos jugando un poco, pero siete cedés, por esa cantidad de dinero, es una oferta que no se repetirá nunca
El abogado de aquellos ejecutivos cogen sus respectivas copias
Sellamos nuestro contrato con un apretón de manos, al momento los cuatro salen con una sonrisa estampada en el rostro
¿Y quién no en su lugar? Han comprado tu empresa probablemente sacándole de una banca rota a corto plazo ¿Quién no estaría así?
Me recuesto con las manos en la cabeza de la silla haciendo que está se estira un poco hacia atrás al compás de un ligero rechinido
-América ¿Eh?-Fabio me da un codazo
Abro un ojo y lo veo sonriendo
-Así es hermano-Le sonrió con arrogancia, si todo sale bien tendremos ganancias para diez años más, las estadísticas lo marcaban, el segundo lugar en el ránking europeo de relojería todavía me dolía, y me dolía a un más el como habíamos llegado a ello
Thinking company, mi "peor archienemigo" y comprador masivo de trabajadores, economistas, publicistas, secretaría se todo un poco, gracias a ello soy muy selectivo con todos mis empleados
Nunca se sabe cuando te puedan apuñalar por la espalda
-Si me disculpan tengo unas hijas que recoger-me levanto de la silla
Últimamente las estoy recogiendo, me gusta, me gusta oírlas quejarse de las tareas, escuchar a Morat -ahora es su banda favorita- y hablar sobre lo que harán en el día, ballet o francés dependiendo
-Nos vemos-Karl junto con Fabio y mi economista máster, el señor Aarón
Salgo de la sala de juntas para adentrarme en el elevador y subir el piso que me falta, al llegar veo el escritorio de Kate recogido por completo
Con la mirada recorro el amplio espacio tratando de encontrarla, sentada en una de las sillas metálicas hablando por teléfono con su bolso entre las manos