Wendy
No tenía pensado hablar sobre la situación de mi padre.
O al menos no por ahora. Pero ya que Chase trajo a colación el tema, debo aclarar su duda.
Claramente no estamos hablando de algo de vida o muerte, es decir, nadie murió.
Por suerte mi padre está vivo, es solo que... su trabajo no es nada fácil. Y eso repercute en la familia.
–Mi padre es médico.– Digo finalmente.–Pero... no cualquier médico.
–No entiendo– dice confundido
–No es de esos médicos que trabajan solo en los hospitales. Es decir, si lo hace, pero debe ir a otras ciudades, e incluso otros países.
Debe ir a lugares en los que hayan personas con necesidad urgente de un médico. Ya sea porque allí carecen de ellos, o porque ha habido por ejemplo una catástrofe, y como consecuencia dejó varios heridos.
–¿Algo así como médicos sin fronteras?–pregunta Chase
–Algo así.
–¿Y a cada lugar que el viaja...–Hace una pausa– ustedes deben ir con él?– yo asiento–Sabes, me da curiosidad saber cómo funciona... esa decisión, porque... sería como llevar a cabo una relación a la distancia, pero, al mismo tiempo no.
–Es complicado... pero no imposible.–Me encojo de hombros.–Mis padres se conocen desde la adolescencia. Mi madre no continuó sus estudios, pero mi padre si.
Cuando el se recibió, y comenzó con este proyecto podría decirse, ambos decidieron seguir la relación, pero poner una serie de condiciones.
Una de ellas, fue que el trabajo no los mantuviera alejados, y que la distancia, no fuese un impedimento para estar juntos. Es así que cada viaje que le surgía a él, mi madre intentaba hospedarse en lugares lo más próximo a donde se encontrara trabajando. Y si la situación se lo permitía, incluso vivía en la misma ciudad en la que estaba de labor.
–Pero, llegaron tú, y tu hermana...
–Exacto. Decidieron que nuestra llegada, no iba a causar ninguna diferencia en lo que venían haciendo. Creyeron que tener un hijo, o dos como terminó sucediendo–río– uniría aún más a la familia, y a decir verdad lo hizo.
–¿Tu llegaste a acostumbrarte?
–Si te digo que si, te estaría mintiendo. Cada mudanza que realizamos se me hace cada vez más difícil.
He pasado toda mi vida de mudanza en mudanza, y la idea de dejar un lugar, el cual creía que estaba destinado a ser "mi lugar", ese lugar en el que creía que iba a estar el resto de mi vida, se me hacía imposible.
Una vez más debía alejarme de mis amigos, de los lugares con los que había tomado cariño, incluso con las personas que viven en esos lugares, porque... a cada lugar que he ido, cada persona es diferente, desde su forma de pensar, hasta por lo más básico como es su religión, costumbre o incluso su idioma.
–Pero, debe ser maravilloso viajar. Es decir, es el sueño de todos.
–Lo es, pero... cuando estas en un país como turista, no como ciudadano.
Yo adoro viajar, y mi mayor sueño es conocer todas las partes del mundo posible, aunque suene imposible.
Pero el estar constantemente cada uno o dos años, -por lo general todos los años- empacar de nuevo y volver a acostumbrarte a una nueva vida, en un nuevo lugar, con nuevas personas. No es fácil.
–Entonces... tu... estadía en el pueblo...–su voz es dulce, sincera y desanimada, principalmente desanimada, ya que puedo ver en sus ojos el miedo o la desilusión que siente ante la respuesta que pueda llegar a darle a su oración a medio terminar.
–Mi estadía aquí es... incierta. Nadie sabe cuánto tiempo estaremos aquí.
Hace cuatro años que no hacia una mudanza, por lo tanto, puede que estemos otros cuatro años más sin mudarnos, puede que estemos un año, o puede que me vaya mañana, no lo sé.
–¿Estás bromeando verdad?–Pregunta incorporándose rápidamente y con sus ojos abiertos como platos.
–¿Sobre que?
–Sobre que puedes mudarte incluso mañana.
–No lo sé, fue un caso hipotético. ¿por qué preguntas?
–Solo... me tomó por sorpresa.– su rostro feliz y contento de hace unos minutos atrás, cambió rápidamente a uno triste y melancólico.
–Pero, ¿Por qué pensar en cuanto tiempo estaré aquí o si mañana o el año que viene seguiré en este pueblo o no? Disfrutemos el ahora, disfrutemos este momento. Disfrutemos cada minuto que pasemos juntos como si fuese el último.–me da una media sonrisa, se acerca hacia mi ya que aún me encuentro desplomada en el suelo, y deja un suave y delicado beso sobre mis labios.
–Me parece perfecto. –Dice separando sus labios de los míos–Hagamos un trato.–lo miro confundido– A partir de hoy, haremos de cuenta que el mañana no existe. Viviremos todos los días, como si fuese el último de nuestras vidas, como si todo lo que hagamos hoy, mañana ya no podremos hacerlo. ¿Trato hecho?–dice extendiendo su mano derecha frente a mi.
–Trato hecho– respondo. Esta vez soy yo quien se incorpora y deja varios besos sobre sus labios.
Pasamos lo que resta de la tarde juntos aquí a un lado del lago.
Cuando el sol comienza a ocultarse, vamos de regreso hacia el pueblo.
El camino se hace más entretenido que hoy, ya que el ánimo de Chase, ya no es el mismo. Ahora se encuentra feliz, alegre y sonriente.
Me alegra saber que esa enorme y hermosa sonrisa que se dibuja en su rostro, es gracias a mi compañía.
Luego de veinte minutos, llegamos al hotel. Las estrellas están comenzando a decir presente por encima de nuestros cuerpos. Es una noche cálida, y tranquila.
Es una noche perfecta.