Ya estaba cansada, mis pies no daban más, por alguna razón sentía la necesidad de tomar mucha agua y no podía, me quedaban solo 3 botellas y recién llevábamos un día y medio.
Nuestra próxima parada es un fábrica, según connor tenía todo lo necesario para arreglar el sector Rojo el cuál había sufrido un perforación.
También debíamos ver algún terreno para ver la posibilidad de establecernos en la superficie, el estadio de la ciudad nos pareció la mejor opción. Esa sería nuestra segunda parada.
Caminábamos a paso lento, la formación era la misma que al principio, todos se mantenían alerta por lo que las conversaciones eran casi nulas.
Estaba anocheciendo por lo que buscamos un lugar para refugiarnos de la noche. Los Rabiosos eran nocturnos por lo que no podíamos exponernos.
Encontramos una casa a mitad de la ruta, entramos y Connor habló.
— Ustedes a la izquierda —le dice a Tyler y camila —Dante y Alexander a la derecha y yo iré arriba —Todos asienten y van a revisar la casa —Emma tú ven conmigo.
Subimos, connor desenfunda el arma, yo pertenezco detrás de el.
Subimos a las habitaciones, en una de ellas había un cuadro de una familia, compuesta por una madre, un padre y sus dos hijos. De tan solo pensar que habrá pasado con ellos me da escalofríos.
—Despejado —Escucho que anuncia Dante.
—Despejado —Dice Tyler segundos después.
—Está casa lleva avandonada muchos años —le digo a connor. —Esta en muy mal estado.
El olor a humedad es asqueroso.
—Dormiremos todos abajo, para mayor seguridad.
Bajamos y todos se encontraban posicionados arriba de las mantas alrededor de un pequeño farol.
Camino hasta las cortinas y las cierro. La luz podía atraerlos.
Alexander no me había dedicado la palabra en estas últimas horas, no sabía como hablarle, no quería tener problemas con él menos en estas Circunstancias.
Tyler estaba acostado boca arriba, mantenía los ojos cerrados, la herida de su cien se había vuelto a abrir por lo que voy por el botiquín de mi mochila y me acerco a él.
—Voy a curarte eso. — le digo sacando suero quirúrgico y gasa. El habré los ojos y deja que lo cure. — Él suero no arde a sí qué no te preocupes.
Asiente.
— Fue estúpido de tu parte venír a buscarnos —me dice.
— Estaba intranquila, no sabía dónde estaban.
— Pudieron matarte.
Pongo la gasa sobre el corte y la sello con cinta.
— Pero no lo hicieron, además deberías preocuparte más por ti, estas todo golpeado.
— Estoy bien... solo estoy un poco cansado. dice acomodándose sobre la frazada.
— Te dejaré descansar —me acercó a él y le doy un beso en la frente. me alejo de ahí.
Connor estaba montando guardia, había dejado una silla junto a la puerta. sostenía un arma en su mano.
Camila dormir cerca de Tyler y Alexander se encontraba sentado en una silla. Me siento a su lado.
Nos mantenemos en silencio hasta que decido hablar.
— Quería disculparme contigo- digo mirándolo, él no me mira —Quiero que sepas que no tenía opción.
— Siempre hay una opción Emma.
— Lo iban a matar, estaba contra la espada y la pared, no podía dejar que le hicieran más daño.
— Y yo no podía dejar a mí mamá a manos de esos idiotas. Y aún así no te importo, querías dar su paradero.
— Se que fui una egoísta, pero Tyler es mi única familia. El merece que sea egoísta.
El suspira frustrado.
— Dejemoslo así ¿Bien? se lo que vale tú hermano para ti.
Asiento y él sigue hablando.
— En otras circunstancias me abría enojado contigo pero se que yo haría lo mismo por mi mamá y por los que quiero — me dice.
Sonrío.
—Así que, estamos bien? - le preguntó.
— Estamos bien. — sonríe a medias.
— Que bueno, ya estaba extrañando tus comentarios sin sentido —le hago saber.
— Se que me extrañas - me dice bromeando.
— A la que no extraño es a tú modestia. — le digo riendo.
El ríe y se acomoda en la frazada.
— Ve a descansar —me dice. —mañana partimos temprano. Todavía nos falta unos cuantos Kilómetros.
— Bien, descansa.
Camino hasta mi manta, y pongo mi mochila como almohada. Hacía mucho frío, por lo que me acuesto en posición fetal.
Cierro los ojos un momento cuándo siento un peso extra en mi cuerpo, abro los ojos. Connor estaba parado a mi lado, Levanta su manta y me tapa con ella.
—¿Y tú? — le pregunto. Hacía mucho frío.
— No tengo frío — me dice. — además tengo que hacer guardia, la necesitas más que yo.
— Gracias —sonrió sincera.
— Descansa — dice para alejarse a su lugar de guardia.
Lo veo irse y cierro los ojos.
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Estaba plácidamente durmiendo cuando un fuerte golpe se escucha en la puerta, me incorporé asustada, los chicos corrieron a buscar sus armas, nadie abrió, permanecimos inmóviles.
El golpe se volvió a escuchar, las ventanas frontales de la casa se abrieron fuertemente, hombres vestidos completamente de blanco con máscaras ridículamente grandes hicieron ingreso a la casa.
—¿Es que no nos puede salir nada bien? —Escucho la voz adormecida de Alexander.
—Silencio. —ordena Dante apuntando.
Los hombres nos rodean con sus armas, nos miramos entre todos ya que otra vez nos superan en número , este nuevo mundo no nos deja de sorprender.
— Bajen sus armas y den un paso atrás. - Nos grita un hombre.
Nadie hace caso.