Habíamos estado recorriendo el lugar una media hora y no encontrábamos las dichosas habitaciones, El lugar era inmenso y no queríamos preguntarle a nadie.
—Esto es inútil. —dice camila deteniéndose — Debemos pedir ayuda.
—Todos nos miran raro ¿Crees que quieran ayudarnos?
— Tendrán que hacerlo —dice en
encogiéndose de hombros y caminando hasta una mujer guardia.
—Disculpa, ¿Sabes dónde están las habitaciones?
Silencio.
—Disculpa — vuelvo a repetir. — Mi amiga hizo una pregunta.
Pero nada.
—Disculpen los modales de nuestros solados — dice Margaret haciendo acto de presencia. — No tienen permitido hablar con civiles.
—¿Porque? — pregunto un poco confundida.
—Están en horario laboral, esto es cómo cualquier otro trabajo. No puede haber distracciones.
—Solo necesitamos saber dónde están las habitaciones — le hago saber. — LLevamos un tiempo buscándolas.
—Siganme, las llevaré personalmente.
Empieza a caminar y la seguimos en silencio, aprovecho de detallar las instalaciones. No parecen viejas, todo lo contrario, hay muchos artefactos qué no conozco. Tendrían que ser de este año.
—Connor habla muy bien de ustedes. — dice derrepente.
—Todos lo queremos. — Menciona Camila sonriendo.
—Pero me llamó la atención cómo habla particularmente de ti. —dice mirándome.
Mi corazón se contrae por unos segundos, una media sonrisa involuntaria se escapa de mis labios, la cuál borro enseguida.
— ¿Qué quiere decir? — le digo.
— No te hagas la decentendida niña, ya sabrás de lo que hablo.
Camila aguanta la carcajada. Yo por mí parte no se que responder.
— No tienes que decir nada, tu cara lo dice todo.
¿Cuánto faltaba para llegar? El trayecto se me estába haciendo sumamente largo y incómodo.
Cuando creí que iba a morir internamente de la vergüenza, nos detenemos frente a una puerta de metal.
— Llegamos, pónganse comodas, nos reuniremos en unos minutos en la sala principal.
— Claro —dice Camila sonriendo.
Margaret se retira y nosotras entramos a la habitación.
Apenas entramos todos los ojos presenten se posan sobre nosotros. Nadie dice nada. Al contrario, vuelven a sus actividades.
Una chica bajita, se acerca a nosotras con una sonrisa.
— No suelen ser muy amables con los desconocidos — dice estirando su mano hacía Camila — Soy Ally.
Ella la resive.
— Soy Camila. Ella es Emma. — dice apuntando hacía mi dirección.
— Un gusto. — sonrió.
— Pueden tomar las dos camas que están allá atrás, sus antiguas dueñas las desocuparon esta mañana.
— ¿De qué hablas? —pregunto.
— Las trasladaron a otras instalaciones o bueno, eso dicen — Se encoge de hombros.
Comparto miradas con Cami quién se encuentra igual de confundida que yo. Llegamos a un camarote de solo dos camas. Tome la de arriba y Camila la de Abajo.
— Las duchas están al fondo por sí quieren asearse — camina hasta su cama.
—¿Acaba de decirnos sucias? —digo oliendo mi ropa.
—Eso creo —dice Cami riendo.
Las duchas son pequeñas, solo habían dos en un cuarto. Abro el grifo, inmediatamente el agua caliente empieza a salir, cierro los ojos disfrutando de la sensación.
En el Búnker no hay agua caliente, si queríamos tenerla debíamos calentarla en un recipiente.
Después de unos diez minutos, salgo con una toalla al rededor de mi cuerpo y camino hasta mí cama. Una tenida completa estaba sobre ella. Analizo la ropa, es de mi talla.
Sin hacer muchas preguntas, la tomó y voy al baño a cambiarme.
Cuando ya estaba lista, vuelvo a la habitación, Camila por su parte hacía lo mismo.
—Hace mucho no me bañaba con agua caliente. —dice cami dejándose caer en la cama.
—Solo 15 años —bromeo.
Ella ríe. Alguien toca a la puerta. Caminó hasta la entrada y la abro. Connor esta parado en la entrada con una leve sonrisa. Ya se habían cambiado de ropa, ahora llevaba unos pantalones de guardia negro.
— ¿Podemos hablar? — me dice.
— Claro. —digo para salir h cerrar la puerta.
—¿Estas cómoda? —Me pregunta ya en el pasillo.
— Lo estoy, es un lugar muy tranquilo — digo sonriendo. — ¿Tú cómo estás?
—Feliz, jamás imaginé volver a verla.
Sonrió ampliamente
—La vida presenta siempre segundas oportunidades, solo hay que saber aprovecharlas.
Connor guada silencio un momento.
— Creo que debería quedarme. — Me dice derrepente. — ¿Qué opinas?
Mi rostro se transforma por completo.
Nos iba a abandonar.... ¿Me iba a dejar?
— ¿Quieres quedarte?. —le preguntó con la poca voz que me quedaba.
—Yo... no lo sé — se sincera. —Aquí tengo a mi mamá, tengo estabilidad, un hogar...
—Este no es tu hogar —Le digo. — Tú hogar está con nosotros, en el Búnker.
—Ellos no son mi familia Emma. Mí madre lo es.
¿Enserió estaba diciendo ésto después de 15 años?
—¿Soy una extraña para tí? ¿Es eso? —digo tratando de qué suene lo menos afectada posible.
Connor da un paso hacía mí
— Claro qué no, no digas tonterías. sabes que tú..—parece arrepentirse porqué calla y aparta la mirada.
— ¿Yo que? —Lo reto.
— Ya no importa...
— A mí me importa y mucho. —digo un poco molesta por sus palabras. —No puedes venir aquí a solo decir que te quedarás y no dar una explicación coherente. ¿Qué no somos tú familia? ¿Es enserió? ¿Después de todo lo que hemos pasado juntos? Y no hablo de la misión, hablo de toda la vida... hablas cómo sí no te importara.
— Tú me importas...
— ¿Entonces porqué quieres abandonarme?. — Le digo dolida.
— No quiero hacerlo, No podría hacerlo— dice acercándose quedando tan cerca que podía sentir su respiración en mi cara — Quédate Aquí. Quédate conmigo.
— Connor.... yo.
— No tienes que responder ahora, sólo piénsalo.
— Y nuestra gente en él Búnker, ¿Qué haremos con ellos?