El celular resbaló de mis manos, parecía como si todo a mi alrededor hubiese desaparecido, muchas cosas pasaron por mi mente en esos momentos.
Sentí como mi mundo se derrumbaba, como todo caía a mi alrededor, erá como si estuviera en un frasco gigante atrapada gritando "quiero salir" pero nadie podía ver ni escucharme.
¿Por qué alucinaba eso en ese momento?
Sentí como si me hubiera sumergido debajo del agua sin saber nadar.
Era como si un puñal atravesara mi pecho.
Mi respiración estaba entrecortada.
Luego de salir del trance en el que me encontraba cogí mi teléfono, la llamada había finalizado, llamé a Dylan pero no respondió, nuevamente llamé sin obtener respuesta y fue hasta la tercera que respondio. Estaban en la casa.
Salí del departamento y caminé hacia la banqueta para coger un taxi, le di la dirección pidiéndole que me llevará rápido lo cual hizo.
Sentía como las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas, en ese momento mi único pensamiento se había convertido en el deseo de llegar inmediatamente a casa de Eliza.
Bajé una calle antes al notar dos patrullas afuera estacionadas, una ambulancia y unas cuantas personas en el patio, corrí inmediatamente y traté de entrar a la casa a lo que inmediatamente un oficial me detuvo prohibiendome el paso.
—esta bien—Dylan—puede entrar.
Sus ojos estaban hinchados por tanto llorar, negué y me acerqué a él sin dejar de mirarlo.
—¿Que fue lo que pasó?—pregunté sintiendo como mi voz se cortaba nuevamente.
—la ambulancia llegó—hizo una pausa para sorber su nariz—pero...—no podía continuar—no pudieron hacer nada.
Negué mientras nuevamente las lágrimas recorrían mis mejillas.
—no—susurré.
—Eliza se suicidó.
Mi corazón se hizo pedazos, en ese instante todo se nublo para mí.
Eliza no...
***
El funeral fue dos días después, asistieron familiares y amigos de Eliza.
No podía ver su cuerpo sin vida, no me atrevía a acercarme al ataúd en el que se encontraba, me mantenía a unos pasos de distancia observando el suelo, cuando por fin tomé el valor para acercarme pude notar lo palida que era su piel.
No podía, simplemente no podía, no soporta el hecho de ver su cuerpo sin vida.
¿Por qué? ¿Por qué lo hizo?
Era lo único que pasaba por mi cabeza en ese momento.
Pero, no había respuestas...
Sentí una mano en mi hombro y miré de quién se trataba encontrándome a su madre.
—gracias por venir—sorbió su nariz y observó el cuerpo de su hija.
—era mi mejor amiga—susurré mientras bajaba la mirada—¿Cómo no iba a venir?
Durante su funeral algunas personas hablaron, yo no me atreví a hacerlo, no tenía el valor suficiente para mirar a todas esas personas y no romperme.
Cuando finalmente la enterraron nuestros últimos recuerdos juntas pasaron por mi cabeza.
»—¿Te gusta?—preguntó mirandose en el espejo atenta a mi respuesta.
Su vestido rojo sin mangas era hermoso, resaltaba su esbelta figura, tenía una coleta alta dejando a la vista unas ondulaciones que resbalaban por sus hombros.
—estas perfecta—se giró a mirarme y sonrió, me dió un cálido abrazo.
—siempre sabes cómo hacerme sentir bien.
Ella era una chica confiada de si misma pero le encantaba que los demás pudieran dar su opinión, no la pedía siempre, solo a los más cercanos.
—feliz cumpleaños—susurré en su oído.
Me aleje un poco y le entregué una pequeña caja color marrón la cual abrió de inmediato encontrando un collar con la palabra "friend", le mostré el mío que decía "Best" y pude notar como su sonrisa se amplió.«
Llevé mi mano derecha hasta el collar y apreté con suavidad.
—Alison—observé a Dylan quien miraba el cielo acto seguido que también hice observando las oscuras nubes—te llevaré a casa.
Miré por última vez su lápida y cerré fuertemente los ojos.
Adiós Eliza.