Por qué tú?

Capítulo 6

Narra Isaac Ford

— "¿Te han dicho que tienes ojos hermosos?" ¿¡Es encerio Isaac!? ¿Le dijiste eso a tu hermanastra? — dice Liam sarcástico mientras reía.

— ¿Cuándo vas a dejar de ser tan estúpido Liam? Sé maduro por una vez en tu vida, por eso no tienes una novia.

— Tienes razón, no tengo una novia, ¡Tengo cinco!

– Idiota.

— Oye, ya, volviendo a lo de tu hermanastra, ¿cómo es posible que tu padre no te dijera que era de tu edad?

— No lo sé, nunca se me ocurrió preguntarle

— Oye... ¿Y es linda?

— Pues... — y cuando le iba a responder recibí una llamada de mi padre. ¡La cena! ¡Por dios! Se me había olvidado por completo. Me paré y empecé a casi correr hacia la salida

— ¡Oye! Isaac, ¡No me respondiste lo que te pregunté! ¡Tendré que ir a tu casa para averiguarlo por mi mismo! — grita la voz de Liam antes de que saliera del bar.

— ¡Haz lo que quieras! — salí, me subí a la moto y empecé a manejar hacia la casa. De nuevo recibí una llamada de mi padre y decidí contestar.

— Isaac ¿dónde estás? ¿Acaso no les dije que te quería ver aquí para cuando llegáramos? — me dice mi padre, pero no estaba molesto, de seguro estaba Stela ahí.

— Lo siento, paso algo, pero díganme a que restaurante van a ir y los veo ahí.

— Está bien, de todas maneras ya estamos en camino. Iremos al restaurante "Bocado especial" ¿Lo conoces?

— Por supuesto que sí, es mi restaurante favorito, ahora llego.

— Bien, no tardes — y colgué la llamada y di la vuelta para ir hacia el restaurante..

Me tardé aproximadamente 10 minutos en llegar, y cuando entré al restaurante vi a los 3 parados, creo que apenas llegaron. Mi padre con un traje típico, Stela con un vestido largo color blanco y Morgan... Morgan tenía un vestido negro hasta la rodilla, con unos tacones pieles que combinaban perfecto. Notó mi presencia y volteó hacia mí, tenía un maquillaje muy ligero, se veía muy tierna y... es extraño que lo piense de esta manera pero se veía muy hermosa.

Narra Morgan Olson

¡Maldito Ford! ¡Me saca de mi mundo con esa mirada! ¿Que diablos está pensando? ¿Por qué se fue como un maldito loco después de que me dijera eso?

— Isaac, que bueno que llegas hijo, toma asiento — le dijo Andrew una vez que lo vió.

— Sí, muchas gracias — se acercó a la mesa y se sentó.

Nos trajeron una comida bien extraña, parecía... parecía... como... no lo sé, no se que parecía. Pero la probé y sabía exquisito, muy buena.

— Y... ¿qué tal? ¿Les gustó la comida? — pregunta Andrew ansioso mientras nos miraba.

– Sí, está delicioso — dice mi madre con una sonrisa. He visto a mi madre muy contenta y eso me alegra también a mí... el único problema es. Isaac.

— Stela, ven, aquí están unos amigos que quiero que conozcas — le dice Andrew a mi mamá señalando una mesa del fondo.

— Bien, vamos — No por favor... no quiero estra sola son él.

Se pararon y fueron hacia otra mesa.

– Dejame decirte que aunque uses tacones, vas a seguir siendo enana — me dice Isaac mirándome una vez que mi madre y Andrew se fueron.

— No pretendo ser más alta y déjame decirte que aunque te portes como un niño bueno ante tu padre y mi madre no se te quitará lo creído y bipolar que eres — le dije.

— Genial, ahora soy bipolar

— Sí, lo eres.

— Bien, si yo soy un bipolar tu eres una niña estúpida que no sabe medir sus palabras

— ¿Medir sus palabras? Jaja, mira quién habla — y me cruzé de brazos

— ¿A que te refieres? — me pregunta confundido.

— Tu sabes muy bien a lo que me refiero — noté que toda la gente al rededor nos empezaba a ver extraño ya que los dos habíamos levantado un poco la voz.

— Muy bien niña, si quieres seguir hablando de esto tendrá que ser afuera por que por tu culpa, la gente nos empieza a ver extraño.

— Bien, entonces vamos afuera — y nos paramos para ir hacia la salida. Una vez afuera le dije:

— Y corriendote. ¡No soy una niña estúpida!

— ¿A que te referiste con lo que dijiste ahí adentro?

— ¿Por qué te fuiste? Sabías lo de la cena — le pregunté.

— Necesitaba algo de aire, no podía seguir ahí — me dijo mientras se recargaba en la pared y se ponía en su típica pose. Un pie arriba y las manos metidas en los bolsillos delanteros.

— ¿Qué les dijiste a mi padre y a tu padre de a dónde había ido? — me pregunta mientras cerraba los ojos.

— Nada, solo les dije que te salió algo urgente y que tuviste que irte rápido — me recargué al lado de el en la misma pared.

— Gracias — dice después de unos segundos susurrando.

— De nada, pero me debes una ¿de acuerdo?

— Lo sé, lo entiendo.

La noche era muy fría, pero hermosa, había luna llena y muchísimas estrellas, no sé escuchaba nada, más que la respiración de los dos.

— ¿Tienes frío? — me pregunta después de un rato.

— Sí, pero no importa, soy demasiado despistada y de me olvidó traer un suéter — se quitó su chamarra y me la puso.

— No, no te preocupes... no es necesario.

— Lo es.

— Gracias — y se puso delante de mí.

— Morgan... — empezó a acercarse más a mí, empecé a retroceder y mi cuerpo chocó completamente contra la pared, puso sus dos manos arriba de mi cabeza —. ¿Por qué tu? ¿Por qué no pudo ser otra chica? —estaba borracho, olía a alcohol, pero queria que me respondiera eso.

— ¿Por qué yo qué?, Isaac, respóndeme

No me respondió y acercó su rostro a mis labios... pensé que me besaria, pero en cambio subió su nariz hacia mi mejilla y con su otra mano, empezó a acariciar mi otra mejilla

— Isaac...

— No. No me digas nada.

Después me dio un cálido y tierno beso en la mejilla, su respiración agitada y calurosa se sentía en mi cuello, su mano se sentía caliente y... me sentía segura, no una seguridad que te puede dar tu hermano si no... algo más. Mi corazón está a mil por hora, su cercanía me provoca algo... algo muy extraño, aunque por dentro siento que lo odio, tal vez no sea que me cae mal... tal vez sea otra cosa.



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En el texto hay: amorprohibido, novela juvenil, hermanastros

Editado: 10.11.2024

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