Por qué tú?

Capítulo 7

Narra Isaac Ford

Maldito dolor de cabeza más horrible, siento que toda la cabeza me va a explotar.

Me desperté cuando los rayos del sol tocaron mi rostro, aunque quiero seguir dormiendo... tengo mucho sueño, pero también tengo mucha hambre... opto por la comida, así que bajaré aver que hay de desayunar.

Al bajar me encontré a Morgan en la cocina.

— ¿Ya sabes que hora es? — me pregunta

— No, y no me importa — digo indiferente.

— Ps, está bien, no me importa — y dejó de hacer lo que estaba haciendo, se fue y se sentó en la sala con más manos cruzadas

— Buenos días nana, sírveme de comer por favor — le dije a Tamara

— Bien, ¿Cómo está después de lo de ayer? —

— Muy bien, aunque sinceramente me duele un poco la cabeza ¿No tendrás algo para la resaca? —

— Sí, creo que hay algo. Permíteme ahora vengo —

— Está bien — y se fue tamara. Vi mi celular y eran las 2 de la tarde, ¿¡Qué rayos!?

— ¿Recuerdas algo de lo que paso ayer Isaac? — me pregunta Morgan

— Claro que sí ¿Por qué no he de recordarlo? — lo recuerdo muy bien Morgan, recuerdo que te veías hermosa, y que al mirar tus labios, casi los beso, casi beso a la persona que creí que odiaba, o más bien... que odio, no me arrepiento de haberte querido besar y me arrepiento infinitamente de no haberlo hecho

— Está bien, solo... — y en ese momento llego nana

— Aquí están las pastillas joven Isaac — y me las entrego ¿Por qué llego en ese preciso momento? Está bien, tendré que continuar esta conversación en otro lugar con ella

— Gracias nana — me serví un vaso de agua y me las tomé

— Bien, Morgan, Isaac, si necesitan algo estaré en la lavandería —

— Sí, muchas gracias Tamara — dijo Morgan, y se fue Tamara. Morgan también ya se iba

— Hey, espera, ¿Qué era lo que ibas a decir? — le pregunté.

— Nada... no importa — iba a cruzar por la puerta, pero no la dejé y puse mi brazo en la pared para evitar que pasara

— ¿¡Ahora que diablos quieres Isaac!? — me pregunta alterada

— Respóndeme.

— Ya te dije que no era nada.

— ¿Estás segura? — me acerqué más ella, lentamente.

Esa ternura tiene algo especial que me atrae; es su hermosa mirada que cuando la ves, parece que estás viendo el paraiso mismo, odio a esta chica, la odio porque me hace sentir algo que nunca he sentido cuando estoy cerca de ella, odio que cuando estoy cerca de ella me haga sentir como en el maldito paraíso.

— Ayer... ayer me preguntaste que por que yo, que porque no podía ser otra chica, ¿A qué te referías con eso? ¿Lo recuerdas? — temía que me preguntara eso

— No, yo no recuerdo que haya sido así.

— ¡Claro que fue así!

— Yo recuerdo que... primero te pegué a la pared, así — y la pegué completamente con la pared — Después así... — subí mis manos arriba de su nuca — Esa es todo lo que yo recuerdo.

— ¿Sabes? Acabo de recordar también de que me debes 2 favores ¡¡Dos!!

— Lo sé niña, ¿Qué quieres que haga por tí?

— Primeramente quiero que te quites de encima de mi — y me separé de ella.

— Está bien, eso cuenta como uno de esos favores.

— ¡No! Claro que no, solo quería que te quitaras de encima de mi ¡No cuenta como un favor!

— Por supuesto que lo hace. Me quité porque me lo pediste, no porque yo quisiera hacerlo — dije mientras me cruzaba de brazos.

— Bien, bien, está bien — respondió dándose por vencida.

— ¿Cuál es la segunda cosa que me quieres pedir?

— No lo sé... aún no se me ocurre algo para humillarte.

— ¿Crees que esto es una pelicula de Disney? ¿O acaso eres una villana en la vida real?—

— Por supuesto. ¿Acaso no ves mi enorme nariz de bruja?

— ¡Es cierto! Puedo verla. ¿Cómo no me di cuenta antes? — arrugó su frente algo desconcertada.

— Tú eres el verdadero villano, Isaac.

— Me alegra que te des cuenta, Morgan.

El knock knock conocido de la puerta empezó a sonar.

— ¡Yo abro Tamara! —gritó Morgan.

— ¡Gracias Morgan! — y fue a abrir la puerta así que la seguí

— Hola, buenas tardes ¿Qué se le ofrece? – le pregunta Morgan a quien sea que estaba en la puerta, la persona no decía nada así que me fijé aver quien era... y era nada más y nada menos que el imbécil de Liam, y sí, con la boca abierta al ver a Morgan

— Buenos días señorita, supongo que tu debes de ser Morgan, la hermanastra de Isaac — dice con formalidad, ajá como si el fuera así

— Sí, soy yo ¿Lo busca? — pregunta Morgan mientras yo estaba escondido detrás de la puerta

— Sí, por favor — y Morgan cerró la puerta para según "irme a hablar"

— Ya escuchaste, te buscan, yo iré a la jardinería, no le hagan desastre a Tamara —

— Si, lo sé, perdón "mamá"

Y se fue, en cuanto lo hiso le abrí la puerta a Liam

— Amigo, creo que me enamoré — dice Liam con una sonrisa una vez que abrí la puerta

— ¡Cállate! No digas cosas inútiles, mejor ven, pasa — y pasó a la casa

— Isaac, es hermosa — lo sé, es un infierno para mi cada día que pasa

— ¡Hay! ¡Por dios! ¿¡Cómo crees!? — hayyy pero que mentira eché ¡UPS!

— Es encerio — dijo como si estuviera con las nubes

— Mira Liam ¡Te lo advierto! ¡Si llegas a tener algún contacto o acercamiento innecesario con ella! ¡Te mato!-le dije mientras lo apuntaba amenazadoramente con el dedo

— Está bien, lo entiendo, lo entiendo, tranquilizate — pero se seguía mordiendo el labio, eso hace cuando conoce a una chica que le gusta

— Liam... te mato —

— Bien, ya pues ya, ya lo entendí, amigo ¿Qué hay de comer? Tengo hambre ¿Dónde está Tamara? — sí, ese es mi amigo, solo viene a mi casa a llenarse de comida hasta vomitar

— Ya sabes donde está la comida, ve sírvete, vamos — sí, conoce cada rincón de esta casa de tantísimas veces que ha venido a husmear sin mi consentimiento



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En el texto hay: amorprohibido, novela juvenil, hermanastros

Editado: 10.11.2024

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