Por siempre nuestro secreto

Capítulo 40 Mi amor.

Sara

Debo confesar que el beso con Leo termino porque me tuve que separar de él por falta de aire pues de lo contrario si por mí fuera no dejaría de besarlo, ya que me encanta que me bese aunque sé que eso no estaba bien. 

No lo puedo evitar me encanta estar con él y cuando no estoy a su lado lo extraño mucho realmente no sé que me pasa trato de evitar sentirme así, pero no lo puedo evitar y no sé por qué.

Siempre me digo a mi misma que hago esto por mi abuelita únicamente por eso porque sé perfectamente que él está enamorado de la odiosa de Megan y que yo solo soy un medio para que él esté con ella aunque me duela. 

Pensaba estas y muchas cosas más mientras me encontraba sentada en la mesa de aquel restaurante donde Leo y yo fuimos a cenar. 

No sé por cuánto tiempo me perdí en mis pensamientos pues volví en sí al escuchar la voz de Leo que me decía. 

—pequeña ¿estás bien?. 

—que si claro estoy bien no te preocupes guapo. 

— si me preocupo te estoy hablando desde hace rato pequeña y no tengo respuesta de tu parte pues como que te perdiste de repente. 

—lo siento de verdad guapo es solo que estaba pensando en algo y de repente me perdí en mis Pensamientos. 

—creo que si me di cuenta pequeña.

—si lo sé y nuevamente te pido me disculpes no fue mi intención ignorarte así. 

—no te preocupes no hay problema alguno. 

—muy bien entonces ahora que ya volví si dime que me estabas diciendo. 

—a si nada pues te estaba preguntando que querías hacer después de cenar pues ya es un poco tarde son las 10 de la noche. 

—ja, ja, ja Leo no es tan tarde y por el ambiente que se ve en las calles creo que aún es temprano parece que la fiesta aún empieza. 

—ja, ja, ja o sea pequeña que me estás tratando de decir viejo es eso verdad pues se me olvidaba que yo soy mucho más grande que tú. 

—ja, ja, ja claro que no te estoy diciendo viejo Leo es más ni siquiera sé cuantos años tienes tú nunca me has dicho tu edad por cierto tú si sabes mi edad porque supongo que me investigaste y eso así que sabes que tengo 25 años. 

—si lo sé pequeña no te he contado cuantos años tengo y también es cierto que sé cuál es tu edad. 

—lo sabía que me habías investigado ja, ja, ja ahora tú dime ¿cuál es tu edad? Leo. 

—para qué quieres saber pequeña ja, ja, ja quieres comprobar que ya estoy viejo, verdad. 

—ja, ja, ja Claro que no Leo anda ya dime guapo anda. 

—solo te diré si me haces una cara tierna como las que sueles hacer. 

—vamos guapo no seas tramposo ja, ja, ja bueno está bien que tal así. 

Después de decir esto puse una cara tierna y le dije a Leo que si por favor me decía su edad después de decir esto él sonrió y me dio un beso en los labios. 

Un beso que como todos solo se terminó porque el aire nos faltó a los dos entonces fue cuando después de aquel beso él por fin dijo. 

—muy bien pequeña una vez viendo tu linda cara a la que no me puedo resistir te diré entonces cuál es mi edad bueno sin rodeos tengo 28 años y el 30 de noviembre cumpliré 29.

—Leo no inventes solo eres 3 años más grande que yo no eres para nada viejo guapo. 

—eso solo lo dices por consideración pequeña. 

—por supuesto que no lo digo por qué es la verdad y no se te ocurra contradecirme si lo haces me enojaré contigo. 

—siendo así y bajo esa amenaza pues no me queda más que no contradecirte en lo más mínimo. 

—bueno más te vale guapo. 

—totalmente no discutiré para nada bueno una vez que ya aclaramos ese punto pequeña volvamos al tema original por el cual comenzó toda esta discusión que quieres que hagamos lo que resta de noche. 

—no se Leo hagamos lo que tú quieras lo que decidas para mí está bien. 

—pues te parece si terminamos de cenar nos tomamos unas cuantas copas y luego nos vamos a casa. 

—me parece perfecto. 

—bueno pues entonces no se diga más eso es lo que haremos de acuerdo. 

Fue entonces como pasamos hasta alrededor de la 1 de la madrugada en aquel bar bebiendo bebidas alcohólicas. 

Pasándola súper bien riendo contándonos anécdotas de nuestras vidas. 

Yo estaba disfrutando bastante estos momentos que estábamos pasando y por lo que pude observar sé que Leo también la estaba pasando bien.

Pues como pocas veces en la vida lo vi reírse hasta que de plano tenía dolor de estómago de tanto que se reía. 

Ya cuando observamos la hora pues caímos en cuenta que ya era un poco tarde así que nos fuimos a casa a descansar. 

Cuando llegamos a la hermosa casa nos dirigimos a nuestra habitación a esta entro Leo primero y yo iba detrás de él, pero justo cuando iba entrando a esta me tropecé. 

Aventando a Leo al piso y cayendo yo encima de él cuando esto pasó inmediatamente mi cara se puso roja. 

Sin embargo mis ojos se encontraron con los de Leo  de repente sentí la necesidad de besarlo tenía unas ganas inmensas de hacerlo así que sin pensarlo lo hice. 

Comencé a besar a Leo lento y delicado, pero a la vez sentía que también lo besaba de manera apasionada. 

Él correspondió aquel beso sin poner ninguna objeción. 

Después poco a poco Leo comenzó a acariciar mi cuerpo y a besarme más apasionadamente. 

También comencé a notar que su respiración y la mía se empezaron a acelerar. 

Más sin embargo de repente a mi mente vino el contrato y las cláusulas. 

Así que deje de besar a Leo y él inmediatamente me dijo. 

—pequeña lo siento no sé que me paso perdón. 

—no tengo nada que disculparte más bien tú perdóname a mí pues yo fui la que comenzó a besarte a ti, pero es que la verdad es que  no lo puedo evitar no puedo dejar de besarte, pero no puedo hacerlo no está bien. 

De repente mi voz se quebró y mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas me, quite de encima de Leo. 

Y me fui a sentar a una de las orillas de la cama inmediatamente Leo fue detrás de mí se sentó junto a mí y me abrazo fuertemente. 




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