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SHAMARA
Después que Dean me diera el dije y aclaráramos las cosas me sentía más tranquila, aunque esa Mónica no me daba confianza porque vi como miraba a Dean.
Ese fin de semana estábamos en la piscina celebrando el compromiso de los tortolos de Owen y Lorana, pronto tendríamos que organizar una gran fiesta.
Nuestros padres con delantal puestos haciendo parrilladas muy felices y como siempre hablando de negocios, las madres en la cocina haciendo ensaladas y hablando del tema del momento. Los demás incluyendo a mi mejor amiga Sophia bañándose en la piscina.
Nosotros en una esquina de la piscina dándonos amor.
Dean me pidió que subiéramos a mi habitación porque quería decirme algo importante.
Luego de estar arriba, busco entre sus cosas que estaban guardadas en mi habitación una pequeña caja blanca.
─ Ábrela ─ me ordenó ─ cuando abrí la cajita había una llave dentro.
Me quedé mirando la llave sin decir una palabra. Su proposición me hizo feliz porque él estaba pensando en un futuro junto a mí, pero también pienso que por muy permisibles que han sido mis padres eso no le iba a gustar, me dirán que es muy pronto para tomar esa decisión.
─Hermosa estoy esperando por ti ─susurró sacándome de mis pensamientos.
─¿Estás seguro de lo que me estas pidiendo? ─Puntualice ─Sé que las cosas han pasado muy rápido entre nosotros, pero no quiero que te dejes llevar por la emoción del momento y luego te arrepientas y yo salga lastimada.
─Shamara te quiero y quiero que lo intentemos ─dije tomando sus manos.
yo sabía que sus palabras eran sinceras porque conocía su mirada, pero también tenía miedo ¡maldita sea! ¿Por qué tengo que pensar en tantas tonterías? me dije a mi misma…
─Sabes algo. Si acepto vivir contigo… las cosas van a cambiar, también tengo que hablar con mis padres...
Vamos a lograr que todo salga bien, sé que nada es perfecto o que no tendremos diferencias, eso es inevitable, lo vamos a lograr. Voy a ser positiva y lucharemos por nuestra relación─. Susurré dándome un fuerte abrazo.
─Hay otra cosa que tengo que decirte ─dijo mirándome con cautela esperando ver mi reacción, eso significaba que no me iba a gustar nada lo que tenía que decir.
─Dime ─respiré hondo mientras caminaba a sentarme en la cama abrazando la toalla.
─Owen y yo trabajamos en un proyecto muy importante para la compañía y para nosotros como profesionales, hemos ganado la licitación.
─Me da mucho gusto por ambos ─respondí con una sonrisa de felicidad. Ellos se lo merecían, trabajaban mucho.
─Tenemos que ir para Dubái por seis meses.
─ ¿Qué? ─Fue lo primero que salió de mi boca─. Te piensas ir y dejarme sola por seis meses ─Comenzaron a bajar las lágrimas a chorros como si fuera una llave.
─Amor no te enfades, por favor, no te quiero ver llorar, el tiempo pasa rápido y yo desde que las cosas estén organizadas vendré a verte─. Respiró hondo mirándome fijamente porque sin imaginármelo venia otra cosa desagradable─. Quiero decirte algo mas ─Añadió.
─¿Hay algo peor? ─pregunté un poco exaltada y limpiándose la cara.
─Mónica ira con nosotros.
─¿Cómo? ─pregunté sintiendo que el mundo se venía encima de mí.
Hubo un enorme silencio, lo miraba sin decir nada, pensando con cautela las palabras que le podía decir para no parecer una loca patética y celosa.
─Amor, aunque no me guste lo que me dices no me voy a molestarme contigo porque sé que no eres culpable. ─Con una leve sonrisa falsa en mi rostro, lo tome por el cuello para besarlo muy apasionado ─Eres mío ─susurré mordiendo el lóbulo de su oído ─Sé que no harás nada que arruine nuestra relación.
Lo iba a tener lejos y peor aún, cerca de esa arpía que lo quería para ella.
Volví a pensar que Mónica iba con todo, ella quería separarme de Dean. Esa mujer no me iba a quitar al amor de mi vida.
Tomándome por la cintura, me levantó colocándome en su cadera, acariciando mi cuello con su lengua, llevándome hacia la alfombra que estaba delante de la cama.
─Quiero que seas mía aquí y ahora en tu alfombra para cuando la veas siempre te acuerdes de este momento─. Amo tu cuerpo ─suspiró─, te amo tanto, mi hermosa mujer de ojos verdes.
Dean me miro, con una mirada profunda, de esas que te desnudan el alma……
Después de acariciar y besar cada parte de mi cuerpo. Rozó mis muslos con los dedos de su mano derecha sin dejar de mirarme, una mirada ardiente, apasionada que tenía un efecto embriagador en mí, mordí mis labios en respuesta a sus toques. Dean desabrochó la parte superior del bikini, acariciando mis senos con su boca, mordiendo mi pezón con sus dientes, primero uno y luego el otro, gemí con frenético deseo, ese que el siempre despertaba en mí, lamio mi cuello muy despacio.
─Me vuelves loco, hermosa ─susurró ─¿Te gusta enloquecerme? ─preguntó, con una media sonrisa maliciosa.