18
DEAN
Desde que llegamos a Dubái fue de locos, entre planos, reuniones y muchas cosas por hacer no teníamos tiempo para nada, fue instalarnos en un hotel de la capital y a trabajar…
Como siempre Owen y yo hacíamos buen equipo y llevábamos todo bajo control, como supusimos nuestro cliente era muy exigente y quería lo mejor, contaba con el dinero suficiente para pedir por su boca y nosotros hacer el mejor de los trabajos.
Estaba en mi oficina arreglando unos papeles cuando Mónica entro vistiendo una falda de tubo blanca con una blusa azul que mostraba sus grandes atributos.
─Vine a secuestrarte unas cuantas horas ─dijo mientras tomaba asiento en uno de los sofás negro de la pequeña sala de la oficina cruzando sus largas piernas y brindándome una mirada sexi.
La miré con cara de malos amigos dejando en el escritorio unos papeles que tenía en las manos.
─Mónica tengo mucho trabajo y necesito terminarlo, por favor no tengo tiempo para salir a divertirme─. Muy serio le contesté.
─Pero solo sería una copa ─Insistió ─Prometo que luego te dejo tranquilo.
La miré con una sonrisa en los labios pensando en aceptar la propuesta de Mónica, pero no quería que luego me esté haciendo insinuaciones fuera de lugar.
─Solo será una copa y luego vuelvo a la oficina ─respondí levantándome de mi cómoda silla ejecutiva, vistiendo un traje gris con camisa blanca, corbata azul y zapatos negros de vestir.
─Vamos entonces… ─dijo Mónica con cara como se hubiera ganado la lotería.
Llegamos al bar del hotel donde estábamos hospedados, tenía un ambiente muy acogedor y relajado.
Con una decoración muy romántica para mi gusto, en los techos había varias lámparas de cristales con muchos bombillitos; a un lado había una pista de baile con muchos asientos a su alrededor.
Tomamos asiento en la barra donde había muchos sillones individuales color marrón con blanco al igual que toda la decoración, pedí un whisky a las rocas y Mónica una margarita.
Estuvieron hablando muy cómodos de temas triviales hasta que Mónica comenzó a insinuarse de una forma tan evidente que me sentía incómodo. Me mostraba sus senos recostándose en la barra, luego levantó un poco su falda para exponer más sus piernas.
─¿Cómo va tu relación con Shamara? ─preguntó con una sonrisa entre los labios coqueta mientras se tomaba un sorbo de su bebida.
─Estamos más enamorados que nunca ─respondió un poco incómodo.
─¿Piensas en casarte con ella? Porque no creo que ella sea mujer para ti. Tu mereces a una mujer más madura, que tengan intereses afines ─decía mientras se acercaba lentamente a mí tomándome por los hombros.
Yo sin pensarlo dos veces la alejé de mi devolviéndola a su asiento.
─¿Te molesta que te toque Dean? ─preguntó con cara de ofendida y haciendo pucheros. La fulminé con la mirada, respiré profundo para luego responderle.
─No me molesta, pero sabes que tengo pareja y le soy fiel. Shamara y yo nos vamos a casar pronto y soy incapaz de faltarle─. Le respondí un poco molesto por tantas insinuaciones, soy un hombre que siente, pero también soy un caballero y respeto mucho a mi novia.
Luego de un incómodo momento me paré al servicio.
Enseguida que regresé al bar Mónica propuso un brindis en honor a la feliz pareja.
─¡Salud porque seas muy feliz con tu niñita caprichosa! ─dijo de mala gana y con una mirada intimidante.
─Salud por el amor que Shamara y yo nos tenemos… ─respondí mirándola fijamente tratando de descifrar sus pensamientos.
Me tomé toda la bebida que tenía mi vaso, luego de un momento comencé a sentirme mal, la vista se me nublaba y todo me daba vueltas hasta que casi caí al suelo, Mónica llamó a uno de los meseros para que la ayudara a llevarme a mi habitación alegando que yo estaba bien pero que había tomado de más.
Luego que llegamos a la habitación no supe más de mí.