Después de clases tenía mi primera clase de baile, me cambie por unos pantalones deportivos y una blusa de tirantes, esperaba que eso estuviera bien. Tenía mucha fe en esto de aprender a bailar, aunque Josep se haya burlado de mi hasta el cansancio.
Entré al salón y era un lugar impresionante, demasiado amplio, con grandes espejos en las paredes, algunas lámparas que seguramente eran más costosas que mi casa colgaban del techo logrando un ambiente alegre con tanta iluminación, en el lugar estábamos aproximadamente quince chicos.
Justo en ese momento se escuchó a alguien aplaudiendo, llamando la atención entre el pequeño bullicio, todos volteamos hacia el frente en donde se había escuchado, era la profesora o eso suponía, se veía de unos treinta años y debo decir que lucía una figura bastante impresionante que resaltaba aún más con los leggins negros y la playera rosa pegada al cuerpo que usaba.
-chicos reúnanse todos al frente por favor- nos acercamos, obedeciendo a quien seguía suponiendo era la profesora de baile.
-soy la señorita Fields, aunque prefiero que me llamen Dalia, no soy tan vieja, aunque les cueste creerlo- dijo bromeando, todos reímos levemente.
Justo en ese momento la puerta se abrió y una vez más no podía creerlo, definitivamente esto debía ser algún tipo de broma del destino, Jake entró, llevaba puesto pans grises y una playera blanca.
-no puede ser posible- dije, internamente me golpeé la frente ya que al parecer todos me escucharon y voltearon a verme.
- ¿está todo bien...? - me preguntó la señorita Fields.
-Alex, si no es nada, lo siento- le respondí un poco avergonzada. Jake me dio una pequeña risa condescendiente y burlona, puse los ojos en blanco dirigiendo la mirada hacia la señorita Fields nuevamente.
-bien muchachos, algunos ya conocen a Jake, él es quien me ayuda a que todo esto funcione y no me vuelva loca, bueno más loca- se escucharon algunas risas, aunque yo realmente sólo pensaba que esto no podía ser posible, este chico se está convirtiendo en una pesadilla- perfecto, me gustaría irlos observando con algunos movimientos sencillos, busquen una pareja de baile-
Todo el mundo comenzó a revolverse en busca de su pareja, al parecer muchos de ellos ya se conocían y claro, por lo que estuve platicando con Hellen muchos de los chicos que estudian en esta escuela han estado juntos prácticamente desde el jardín de niños, además de que aquí todos pueden ser potenciales socios en algún negocio multimillonario o sus padres ya se encuentran trabajando en ello.
- ¿me permites? - escuché que alguien hablaba detrás de mí, aunque no era necesario voltear para saber de quien se trataba.
-no lo creo- le respondí, volteando para encontrar a Jake que tenía su mano tendida hacia mí, esperando que la tomara -bailaré con alguien más-
Jake elevó sus cejas mientras observaba alrededor.
-pues no veo que nadie haga fila por ti- me dijo el muy cretino, burlándose porque seguramente era la única que no había cogido pareja aún. Sin tener otra alternativa tomé su mano, aunque trataba de poner la mayor distancia posible entre nuestros cuerpos, él dio un tirón de mi mano acercándome a él hasta que nuestros cuerpos quedaron rosando.
-¡¡¡hey!!!- protesté por el repentino acercamiento. Colocó una mano en mi cintura y le lance una mirada en advertencia, no era como si me sintiera la última Coca-Cola en el desierto, pero viajar en autobús te hacia mantener tus sentidos alerta siempre. Debido al acercamiento pude percibir el mismo aroma delicioso de cítricos de cuando estuvimos encerrados en el pequeño armario.
-tranquila, vamos a bailar no hacer bebés- se burló de mí. Comenzó a sonar una canción lenta, él empezó a moverse y yo realmente me sentía la persona más torpe de este planeta sin tener idea de cómo moverme. Sólo puse mis brazos alrededor de su cuello como he visto que comúnmente se hace, pero no sabía que más hacer. Cuando estaba en quinto grado en una ocasión debíamos hacer una actividad que consistía en un pequeño bailable para el día de las madres, después de miles de intentos la maestra sólo me dijo que mis pies eran como troncos con raíces pegadas al piso.
-tranquila, no pienses en mecanizar cada uno de tus movimientos, no eres un robot al que programar, sólo concéntrate en escuchar la música, disfrutarla y que te vaya guiando- me dijo Jake tratando de tranquilizarme.
-y ¿si me guía al piso? – lo miré y por primera vez no encontré una sonrisa burlona o llena de egocentrismo. Me estaba dando una sonrisa diferente, se veía sincero.
-tranquila yo te ayudo, sólo confía en mi- ya estaba aquí, así que no tenía otra opción más que confiar y hacer lo que me decía. Di un paso hacia la izquierda y lo pisé por accidente, él hizo un sonido ahogado debido al dolor, apretando los ojos.
-lo siento- me disculpé.
-vale, no importa-
Quince minutos después y luego de escuchar atentamente las indicaciones de Jake la cosa había mejorado bastante.
-vaya no puedo creerlo- le dije sorprendida por el avance.
-tienes un gran profesor ¿Qué esperabas? -me dijo y ahí estaba otra vez ese egocentrismo.
-sí que eres narcisista-
Editado: 24.12.2021