Narrador omnisciente:
Los días iban pasando hasta llegar el domingo, lo cual ponía nervioso a Manuel pues conocería a la familia de Donna, ella le había hablado mucho de ellos para que no se sorprenda en cuanto se les ocurra hacerle un interrogatorio completo.
De camino a casa de Donna, Manuel compró algunos postres para no llegar con las manos vacías a su destino. Mas pronto de lo que él esperaba ya había llegado así que lentamente se acercó a tocar la puerta café que daba entrada a la casa mientras disimuladamente miraba de arriba a abajo la casa inconscientemente buscando una forma de desparecer su nerviosismo
La puerta se abrió mostrando una sonriente Donna abriendo la puerta- Que bueno que ya estas aquí, te estamos esperando- Manuel sonrió y también saludó para después ser llevado de la mano hasta la sala de aquella casa de paredes beige.
En cuanto llegaron a la sala el era tranquilizado por Donna lo cual realmente le ayudaba ya que tan solo viéndola se sentía con paz, una paz que hace muchos años no conseguía y que estaba seguro solo Donna le podía contagiar aunque estuviera en la peor de las situaciones.
Poco a poco los integrantes de la familia Nolan (familia de Donna) iban apareciendo en la sala mientras saludaban de manera cordial, aunque siempre el aspecto de Harry(Padre de Donna) parecía muy intimidante.
- Bienvenido a casa- pronunció Elizabeth- puedes tomar asiento, no te preocupes por nada- aquellas palabras tenían una forma de expresión muy amable lo que provocaba en Manuel cierto grado de tranquilidad.
- Gracias señora- solo acertó a decir Manuel mientras tomaba asiento y Donna hacía lo mismo a su lado pero enseguida fue corregido por Elizabeth, que pedía no ser llamada de esa forma sino que le daba la confianza para llamarla por su nombre, lo que a Manuel le parecía extraño no le quedó de otra que ceder.
- Bien- dijo Harry sentándose en el sofá frente al que estaban Manuel y Donna mientras Elizabeth se sentaba junto a él y Nicolás en un sillón individual que estaba a un lado- Eres nuevo en la ciudad ¿cierto?
- Sí, mi madre y yo nos mudamos para tener oportunidades nuevas, después del divorcio de mis padres- contestó Manuel muy seguro aunque por dentro ocultaba un pasado aterrador que no era capaz de contárselo a nadie, ni siquiera a Donna.
- Y ¿Qué piensas seguir en la universidad después de acabar el colegio?- continuó Harry, quien aunque le costaba aceptarlo estaba realmente sorprendido por la forma de actuar y hablar del joven ya que parecía ser educado de la forma mas recta y adecuada posible
- Ya tengo todo preparado para estudiar arquitectura, mi padre tiene una empresa relacionada con eso, aunque me gustaría trabajar por mi cuenta- cada vez que Manuel decía algo, lo hacía de forma correcta lo que provocaba que Harry fuera bajando sus alarmas y relajándose un poco más
Así la plática continuó en preguntas y respuestas entre todas las personas presentes hasta convertirse en una amena charla con muchas risas que luego pasó a la cena que estaba planeada en la que por supuesto la charla continuó en mucha mas confianza, lo que a Manuel y Donna los hacía sentirse aún mas unidos.
La hora de la despedida llegó y todos fueron muy amables con Manuel así que Donna lo llevó hasta la salida y ahí se fueron parte de un casto beso de despedida que hacía que el pulso de ambos se acelerara de forma precipitada y exagerada, como si fuera la primera vez que lo hicieran, en realidad para ambos cada acercamiento que tenían era especial, ambos lo atesoraban como el mas preciado de los recuerdos.
Manuel llegó a su casa y le platicó a su madre lo bien que había salido todo y después se fue a su habitación, recordando momento oscuros del pasado que en compañía de Donna se hacían cada vez mas borrosos, poco a poco fue quedándose dormido pero de repente una pesadilla lo hizo despertar de un salto. Antes de dormirse había estado recordando su pasado lo que provocó que se proyectara en una pesadilla los maltratos de los que eran víctimas su madre y él cuando aún vivían con su padre.
Es más, Manuel consideraba que el hombre cuyo nombre era Jhon ni siquiera merecía tener el título de padre, él era un monstruo que alguna vez incluso estuvo a punto de matar a su madre y eso era imperdonable. ese hombre era el causante de que Manuel tuviese que dejar su genio apacible de un lado y convertirse en un defensor para su madre desde que tenía 15 años aunque eso significaba acabar con un ojo morado un labio partido e incluso con algún hueso roto.
Era un pasado traumático que poco a poco lograba esconder entre pensamientos mas felices pero que eran imposibles de borrar y que de vez en cuando regresaban a él para recordarle lo miserable que fue su infancia pero que al fin había dejado atrás.
Donna también estaba tumbada en su cama en ese momento pero con la mente totalmente en blanco padeciendo nuevamente de un insomnio que incluso la hacia alucinar figuras en su habitación, figuras que en realidad eran solo sombras que entraban por la ventana pero que dejaban en evidencia el miedo que muchas veces sentía de cerrar los ojos y para contrarrestar lo único que podía hacer era tapar su cara con la cobija que la envolvía para luego cerrar los ojos hasta quedarse dormida en cualquier momento.
Era extraña la forma en que ambos afrontaban sus miedos, ninguno de los dos podía desprenderse de su pasado, no completamente pero en cuanto estaban juntos si desaparecía todo eso, eran la calma del otro sin darse cuenta y así poco a poco se unían más y más.
<<<<< Tiempo después >>>>>
Ya habían pasado algunas semanas, ellos tenían muchas mas confianza entre sí, y salían a todas partes para disfrutar de la compañía del otro aunque había alguien que estaba planeando algo para que estos se disgustaran, era Linda, quien no podía dejar de lado la obsesión que tenía hacia Manuel, así que recordó aquella vez en la que los siguió a la academia de baile y logró apreciar aquel espectáculo entre Donna, Manuel y aquel joven misterioso de nombre Josué.
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Editado: 12.01.2022